600 millas náuticas por la mejor pieza

Una veintena de embarcaciones de cerco bajan desde el Cantábrico hasta Portugal y Galicia para aprovechar el bum de sardina

Ahora regresan a sus aguas a por anchoa

Un barco gallego saliendo a pescar sardina, a comienzos de la campaña, desde Bueu.

Un barco gallego saliendo a pescar sardina, a comienzos de la campaña, desde Bueu. / Santos Álvarez

La sardina llegó a la víspera de San Juan con el precio más bajo en Galicia de los últimos nueve años y el deseo que seguramente más se repetía entonces en las cabezas de los pescadores era que su valor aumentara para rentabilizar cada pieza lo máximo posible en las lonjas. No en vano, el pico de la campaña que acogió la comunidad –el mes más jugoso para esta especie suele ser siempre junio– atrajo a numerosos profesionales gallegos, pero también a muchos colegas del sector que vinieron desde otras aguas y necesitaban aprovechar el tirón de la xouba.

Ese fue el caso de una veintena de embarcaciones que bajaron desde el Cantábrico, dejando zonas como Avilés, Gijón o el País Vasco con el objetivo de pescar entre aguas galaicolusas. Lo hicieron desde el San Antonio, una celebración que tiene lugar en Portugal y en la cual este suculento pescado cobra especial relevancia en los platos, y se extendieron hasta el pasado 23, cuando las hogueras ardían en playas como Riazor, al calor de tantísimas brasas donde también se cocinaba.

Esos barcos –cuenta Manuel Suárez, portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga)– están volviendo ahora a su zona de origen, después de hacer una intensa recolecta de sardinas que se han quedado en miles de estómagos de la Eurorregión. Es así porque, aunque se prevé que los meses de julio y agosto sean positivos, no lo serán tanto como su predecesor. Además, esta semana se abrió el segundo tramo de la cuota de la anchoa, de la que algunos esperan encontrar ahora ejemplares de buen tamaño. La recompensa que merecen tras recorrer 600 millas náuticas en busca de las mejores piezas.

Por lo que respecta a la xouba, su precio se ha “estabilizado” y la perspectiva es que la hostelería ayude y haya “movimiento” para que se consolide esta tendencia. En los mejores momentos, el mismo San Juan y el día anterior, se llegó a pagar de media más de dos euros: una cuantía atractiva para los pescadores. Como punto negativo, la mayor presencia de medianillo frente a las capturas grandes. Quizá el inconveniente que más difícil se lo puede poder actualmente al precio de la xouba.

“Esperamos que la sardina se mueva entre uno y dos euros, que tire más a dos que a uno. Cuanto más grande sea la sardina va a ir a mejor”, matizan desde el sector. ¿Entre los datos significativos a tener en cuenta de la campaña de esta especie? Su comercialización. Si bien entre enero y mayo se vendieron en lonja más toneladas que en junio (3,1 millones de kilos frente a 2,8 millones), se facturó más este último mes que durante los cinco primeros del año (3,49 millones en comparación a 2,8 millones).

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