El desconcierto, la desolación y la tristeza fueron palpables en la mañana de ayer entre los familiares de los 24 marineros que naufragaron en el Villa de Pitanxo, que acudían a la sede de la empresa propietaria del barco en Marín, el Grupo Nores, en busca de más respuestas sobre las labores de búsqueda en aguas canadienses y el paradero de sus seres queridos tras el hundimiento del pesquero.
En un goteo incesante, tanto parientes como cónyuges y amigos se acercaron al edificio de la empresa armadora en la calle Concepción Arenal con el objetivo de conocer más datos sobre la situación actual de la tripulación.
“Gracias a Dios, hay tres personas que están con vida y cuando vengan darán las respectivas explicaciones”, afirmaba Carolina, mujer de uno de los contramaestres embarcados, tras su visita a la empresa y al delegado del Gobierno de la Xunta de Galicia que se desplazó allí en la mañana de ayer. Por su parte, detalló que su esposo, Jonathan, tiene 39 años y lleva en la empresa desde los 22.
La última vez en la que Jonathan y Carolina hablaron fue en la tarde del día anterior, sobre las 18.40 horas (hora española).
“En el momento en el que hablamos no había malas condiciones, porque conozco los sonidos que hay cuando esto ocurre y no los escuché”, comentó.
Sobre la conversación con su marido, nada le hizo indicar al colgar el teléfono que la climatología iba a ser tan adversa como finalmente lo fue. “Le pregunté a mi esposo y él no me dijo que había malas condiciones, pero sí que hacía mucho frío”, explicó.
Las familias buscan justicia
Durante toda la mañana de ayer, los allegados de los embarcados en el Villa de Pitanxo se fueron acercando a la sede del Grupo Nores para conocer, sin éxito, más detalles sobre el naufragio.
“Esta tragedia nos ha cogido desprevenidos a todos. No hay palabras para describir esto. Es una situación muy dolorosa por la que estamos pasando y venimos a buscar justicia”, explicaba, visiblemente afectado, un familiar de varios de los marineros de origen peruano embarcados en el pesquero hundido.
“Esta tragedia nos ha cogido desprevenidos a todos. No hay palabras para describir esto. Es una situación muy dolorosa por la que estamos pasando y venimos a buscar justicia”
“Teníamos esperanzas de que apareciese, pero el mal tiempo y la temperatura de las aguas hace que sea casi imposible su supervivencia”, recalcaba María José de Pazo, armadora e hija de Francisco de Pazo, jefe de máquinas del Villa de Pitanxo, en declaraciones a la Cadena Ser. “Pedimos que continúe la búsqueda de los desaparecidos porque es importante para ellos y para las familias”, afirmó.
En el edificio de la empresa armadora, los allegados de la tripulación pudieron contar con atención psicológica facilitada por la Xunta y la Cruz Roja.
Según el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, “serán los psicólogos los que comuniquen a las familias el hecho luctuoso” una vez que se confirme.
EDWIN CÓRDOBA
PERUANO EN VIGO
Un triple drama
Originario de Perú, Edwin Córdova Salinas, de 29 años, reside en Vigo y tiene cuatro hijos. Su tío, Daniel More y otro familiar iban también embarcado en el Villa de Pitanxo. Sus allegados no podían contener las lágrimas al hablar sobre la tragedia, que se ha llevado a varios miembros de la misma familia, marineros todos ellos.
MICHAEL
GHANÉS EN MARÍN
Cinco años En Galicia
Marinero procedente de Ghana, llegó a Marín hace unos cinco años. Su familia – esposa e hijos– se encuentran actualmente residiendo en su país natal. Forma parte de un nutrido grupo de originarios de Ghana afincado en la localidad marinense. Sus compatriotas y amigos acuden a diario a la armadora para conocer novedades.
