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Las ventas en lonja de merluza, rape y gallo tocan mínimos en la última década en Galicia

La facturación conjunta en primera venta de las tres especies alcanza los 107 millones este año, cifras peores que antes de la pandemia | El sector culpa a la caída de flota y de cuotas

Panorámica del puerto de Vigo, desde la lonja de grandes peces. | // MARTA G. BREA

Las ventas conjuntas en lonja de merluza, rape y rapante (o gallo), tres de las especies más importantes que captura la flota gallega, tocan mínimos en la última década. Durante los tres primeros trimestres del año, la facturación en primera venta de estos tres productos, capturados principalmente en el litoral ibérico y en aguas de Gran Sol, alcanzó los 107,8 millones de euros, lo que supone una reducción respecto al año anterior (un 7,4% menos) y una cifra peor que en el mismo período de los años prepandemia. De hecho, en valor alcanzado en las lonjas gallegas por las tres especies lleva cinco años cayendo durante el acumulado de los primeros nueve meses del año. Desde el sector achacan esta realidad a dos motivos: la caída de cuotas (como es el caso de la merluza en aguas ibéricas) y la oscilación de las mismas año sí y año no (a raíz de las negociaciones anuales de los totales admisibles de capturas, los TAC) y a la reducción de la flota pesquera.

Las lonjas de la comunidad recibieron hasta el 30 de septiembre un total de 26.623 toneladas de merluza (18.833), rape (3.887) y rapante (3.903). Tomando como referencia el año pasado, cuando estalló la pandemia de coronavirus (en la que la flota pesquera no paró), la reducción de la cantidad vendida es de un 11,8%. De hecho, hay que remontarse a 2013 para encontrar una cifra cercana, 27.078 toneladas.

Estos datos, recogidos en la Plataforma Tecnolóxica da Pesca, dependiente de la Consellería do Mar, reflejan una caída de los desembarques que, desde el sector, relacionan directamente con la desaparición de buques pesqueros. Como publicó FARO este verano, Galicia perdió un millar de barcos desde 2005 y, pese a que el grueso corresponde a la flota de artes menores, en la lista hay 61 arrastreros de litoral menos. Barcos que principalmente capturan merluza, rape y rapante.

Según el gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Hugo González, “entre los armadores hay a veces un desasosiego que parece constante”. Y es que a los problemas anuales de escasez de cuota se suma la falta de relevo generacional u otros problemas que surgen llegados de las instituciones comunitarias, nacionales o internaciones. “El último es el de la OMC y el posible fin del gasóleo bonificado; hay armadores que piden la vuelta de las ayudas al desguace”, ilustra González.

Con este panorama, no es de extrañar que las cifras de descargas y de ventas caigan. Si antes de la pandemia la media de la facturación de estas tres especies tan simbólicas de la gastronomía gallega (y española) rondaba a estas alturas del año los 130 millones de euros, los 107 actuales son vistos con preocupación por parte de la flota. Sobre todo, porque los precios medios en el caso de la merluza y rape no han bajado (en el del rapante, sí). A la flota solo le queda esperar a que se dé un golpe de efecto en la campaña de Navidad.

ARVI busca un nuevo secretario técnico

“Esto no para; los armadores necesitan ser atendidos”. La Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) está ya en plena búsqueda de una nuevo (o nueva) secretario técnico. Tras el triste fallecimiento de Puri Fernández, la organización necesita cubrir un puesto de vital importancia, sobre todo ahora que se aproximan algunas de las reuniones anuales de mayor importancia para el sector pesquero.

Sin embargo, la tarea no es sencilla, ya no solo por la dificultad de reemplazar a alguien tan preparada como Fernández, sino por la ausencia de opciones que provengan directamente del sector. “Nos gustaría que fuese alguien conocido, que llevase tiempo en el sector; estamos tratando de otear opciones”, explican fuentes de la Cooperativa.

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