Las conchas marinas del yacimiento de El Mazo (Llanes, Asturias) y la playa de Langre (Cantabria) han permitido establecer con mayor precisión la edad de los yacimientos arqueológicos en un estudio que ha estimado los valores del llamado “efecto reservorio” del mar, que distorsiona la antigüedad estimada de los depósitos arqueológicos.

Las conchas marinas son utilizadas con frecuencia para establecer la antigüedad de los yacimientos arqueológicos en los que son encontradas. Sin embargo, la edad que arrojan es cientos de años más antigua que la época real en la que vivieron los moluscos. La distorsión, conocida como “efecto reservorio” del mar, es distinta para cada zona del océano y época. “Establecer su valor resulta crucial para una datación precisa a través de las conchas marinas. En este estudio los investigadores han conseguido estimar el “efecto reservorio” del mar Cantábrico para una antigüedad de entre 9.000 y 7.500 años. Estos hallazgos, publicados en la revista Quaternary Geochronology, tienen implicaciones muy significativas para establecer con mayor certeza la edad de los yacimientos arqueológicos y, por tanto, entender mejor el modo de vida de los grupos humanos durante la prehistoria en la Europa atlántica.