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Más problemas para la pesca de caballa: los científicos aconsejan bajar la cuota un 33%

Un barco de bajura de Pontevedra capturando caballa en una foto de archivo. FDV

El ICES recomienda 794.920 toneladas como máximo para el próximo año

La pesca de caballa continúa dando dolores de cabeza a la flota pesquera gallega y del resto del noroeste español. Tras los problemas habituales que sufre la flota de bajura ante la escasez de cuota y, sobre todo, tras la autoadjudicación de parte del cupo por Noruega este año, los científicos aconsejan ahora una reducción del total admisible de capturas (TAC) para el próximo año. El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) ha publicado su recomendación, en la que apuestan por un máximo de 794.920 toneladas. La cifra supone una reducción del 7% respecto a la recomendación del pasado año, aunque de adoptarse supondría un recorte del 33% respecto al TAC adoptado por los países implicados en la pesquería, principalmente la UE, Feroe, Islandia y Noruega, cuyo papel en el futuro reparto se antoja clave, sobre todo tras las recientes elecciones que concluyeron con un cambio de Gobierno tras la victoria de Jonas Gahr Store.

La recomendación del ICES, publicada el jueves de esta semana, recoge esas casi 795.000 toneladas, lo que supone 57.364 menos que el consejo científico realizado el año pasado debido a cambios a la baja en el tamaño de la población. Sin embargo, en los últimos años los estados costeros que intentan regular la pesquería de esta especie que se mueve por toda la fachada atlántica establecieron TACs muy superiores a las recomendaciones de los expertos del Consejo.

Según recoge el propio documento, la cuota general de xarda que se estableció para este año en el Atlántico Noreste es de 1.199.103 toneladas, cifra que como reconocen sale de “la suma de cuotas unilaterales” establecidas por los países.

La gestión de la especie se viene negociando desde 2014 entre la UE, Noruega y Feroe, que establecen el TAC y el reparto entre las tres partes, un acuerdo del que no quieren formar parte Islandia, Rusia y Groenlandia. Sin embargo, el pasado año esta relación saltó por los aires, como publicó este periódico, cuando el Gobierno noruego aprovechó la indecisión que dejó tras de sí el Brexit para autoasignarse una cuota de 298.299 toneladas de caballa, lo que supuso apropiarse de un 35% del total e incrementar en un 55% sus posibilidades de captura. Para la flota europea, aglutinada en torno a Europêche, la decisión supuso un ataque a la propia salud de la especie.

El caso de la caballa fue uno de los movimientos que sacudieron el vínculo pesquero entre Noruega y la UE, a lo que se sumó la reducción unilateral de la cuota comunitaria de bacalao en aguas de Svalbard. Sin embargo, está por ver si tras las elecciones celebradas el pasado 13 de septiembre hay cambios en las conversaciones entre ambas partes toda vez que Erna Solberg y el Partido Conservador noruego, en el poder desde 2013, perdió las elecciones frente al bloque de centro izquierda liderado por Jonas Gahr Store (Partido Laborista).

La actitud del nuevo Gobierno será determinante para establecer nuevas relaciones entre la UE y Noruega, vital para la flota gallega al estar afectados por un lado los bacaladeros que faenan en Svalbard y aguas noruegas y la flota que captura caballa, recurso que se mueve de norte a sur y que se pesca tanto en las gélidas aguas del norte como en las Rías Baixas.

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