El antepasado común de la merluza que hoy conocemos vivió hace 50 millones de años en aguas de Groenlandia, según han podido demostrar científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) tras examinar el ADN de 1.205 especímenes de las once especies de merluza descritas en el mundo y que han reconstruido la historia evolutiva de la merluza a partir de fósiles.

El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, es obra del IEO en colaboración con la Universidad de Vigo, la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona. “Es un hito haber conseguido esta información a partir de muestras fijadas de museo, aunque todavía existen lagunas de conocimiento en la taxonomía de la merluza”, señala Montse Pérez, investigadora del Centro Oceanográfico de Vigo y primera autora del trabajo.

Los fósiles de merluza más antiguos datan del oligoceno medio, hace unos 30 millones de años, cuando empezaron a aparecer ecosistemas parecidos a los actuales. Los análisis genéticos señalan que la merluza norteamericana (Merluccius bilinearis) es la más antigua del género y que debió extenderse desde Groenlandia hacia el sur, a través de un océano Atlántico aún incipiente, hasta alcanzar el océano Pacífico.