La ciudad marroquí de Tánger fue escenario, entre el 5 y el 8 de noviembre, de la reunión del acuerdo Accobams, en el que España impulsó la protección de los cetáceos con el objetivo de reducir las múltiples amenazas humanas que afectan a esta especie migratoria. La delegación española, integrada por representantes del Ministerio de Agricultura, destacó por su liderazgo en la defensa de incluir en la normativa nacional la mitigación de efectos perjudiciales para los cetáceos, como lo es el ruido submarino.

El objetivo de Accobams es reducir las múltiples amenazas humanas que afectan a los cetáceos y mejorar el conocimiento que se tiene de estos. También obliga a conseguir y mantener un estado óptimo de conservación de las poblaciones de esta especie, mediante la aplicación de unas directrices que figuran en el Plan de Conservación.

En el encuentro España se comprometió a apoyar la mitigación del ruido que daña a los cetáceos y adoptó una resolución dirigida a minimizar y realizar un seguimiento exhaustivo de las colisiones de estas especies con embarcaciones, a través de la promoción de herramientas de control que eviten los choques.