A la incertidumbre de saber si la Unión Europea y Mauritania lograrán finalmente renegociar su acuerdo pesquero en condiciones que permitan la vuelta al caladero africano de la veintena de barcos de Vigo y Marín que integran la flota cefalopodera gallega se suma ahora la confirmación de lo que el sector ya sospechaba y que recibe con preocupación.

El nuevo dato para la inquietud viene de China, ya que el gigante pesquero negocia en la actualidad un nuevo acuerdo pesquero con el país africano. Así se lo confirmaron ayer en la Secretaría General de Pesca a los representantes sindicales de la flota de Mauritania, según detalló Xabier Aboi, responsable del sindicato CIG-Mar, que acudió al encuentro en el Ministerio con tres tripulantes de los cefalopoderos gallegos.

"Según nos dijeron ese acuerdo con los chinos podría cerrarse pronto y, de ser así, la situación para nuestros intereses podría complicarse mucho", señalaba Aboi, quien demanda del Gobierno español "presión política directamente con Mauritania".

Hay que recordar que, tal como publicaron diveros medios, Mauritania y la empresa china Poly Hon Done Pelagic Fisheries habían suscrito un acuerdo pesquero en el año 2011 por un período de 25 años y por importe económico de 100 millones de dólares (algo más de 76 millones de euros), que incluía inversiones en tierra, como una planta de procesado de pescado, una planta de fabricación de barcos de pesca tradicionales y un centro de formación. También se señaló que podría crear 25.000 empleos.

Aunque el acuerdo incluía licencias de pesca para pelágicos y también cefalópodos, según algunos medios la principal actividad de los barcos asitáticos era la captura de cefalópodos, cuyo supuesta escasez -negada por la flota gallega- fue el motivo que Mauritania esgrimió y la UE aceptó en el momento de firmar su acuerdo con el país el pasado verano para excluir a los cefalopoderos. Sí se sabe -incluso por informes científicos- que operaban en las aguas mauritanas en torno a dos centenares de arrastreros, buena parte de ellos chinos.

A comienzos de año, Mauritania decidió suspender las licencias que preveía su acuerdo con la empresa china, según diversas fuentes, al no concretarse las inversiones en tierra ni el empleo comprometidos.

Aquel pacto, ya en el momento de su ratificación recibió contestación de la oposición política en el país y de grupos ecologistas, al entender que no garantizaba una correcta gestión de los recursos pesqueros.

Ahora, la nueva negociación entre la empresa china y Mauritania "debería meter un poco de prisa" a las autoridades comunitarias y españolas, considera Aboi, quien reclama al Gobierno español "que ejerza la presión política necesaria y que negocie directamente con Mauritania".