‘Celia en Cuba’: los orígenes de un mito

Una biografía imprescindible para conocer a la cantante y la música popular de la isla

Celia Cruz con Pedro Vargas.

Celia Cruz con Pedro Vargas. / Cortesía de Celia Cruz Fondation

Manuel González Ortega

Rosa Marquetti Torres es una filóloga cubana que ha desarrollado buena parte de su quehacer profesional en la investigación historiográfica sobre la música popular cubana del siglo XX y sobre algunas de sus figuras más emblemáticas. Algunos de sus trabajos de arqueología musicográfica la han llevado también a ejercer como documentalista y coordinadora de producción de audiovisuales, como especialista en temas de propiedad intelectual para la SGAE en Cuba o como curadora en el prestigioso archivo de música latina de Radio Gladys Palmera. Su afán intelectual sobre las materias que le ocupan ha cristalizado en singulares ediciones de libros como los escritos sobre Chano Pozo o el tresista Niño Rivera. De indispensable lectura es también su Desmemoriados. Historias de la música cubana, que resume el indispensable aporte de datos y biografías olvidadas del mundo musical de la isla caribeña, volcados desde 2014 en un indispensable blog (www.desmemoriados.com) del mismo título que el referido libro.

Pero quizás la mayor contribución de nuestra autora a la historiografía musical cubana hasta la fecha, a propósito de la dimensión planetaria del personaje al que dedica una nueva biografía, es Celia en Cuba (1925-1962). Si efectivamente hay algún artista que haya trascendido a las limitaciones del género musical que la identificaba esa fue Celia Caridad Cruz Alfonso. A casi dos décadas de su fallecimiento, la impronta y herencia musical de la cantante antillana siguen vigentes y reinterpretadas por músicos y públicos planetarios que trascienden generaciones y fronteras; es obvio decir que la influencia de la música cubana ha permeado de forma fundamental la música popular mundial desde las primeras décadas del siglo XX y ha conexionado géneros aparentemente alejados entre sí: desde la música africana bailable hasta el afrojazz, desde la tropicalidad light de las películas musicales hollywoodenses hasta las diversas bifurcaciones con las que se fusiona en el heterodoxo y sincrético mundo musical del Caribe.

Pero, en esa proyección universal que la sitúa como diosa de la iconografía cultural de su isla natal (¿Porqué Celia y no Benny Moré, Machito, Miguel Matamoros, Bauzá y otros grandes mitos del Partenón musical cubano…?). Para responder a ese interrogante, había que rastrear en los orígenes del mito, en la inicial construcción artística del personaje, que suceden en La Habana prerrevolucionaria y que fueron silenciados y ocultados a raíz del exilio que la cantante cubana emprende en 1960; las razones de esta cronología perdida sobre Celia fueron evidentemente políticas, porque el desarrollo de la musicología cubana en al ámbito de las ciencias humanas y en el periodo del régimen fidelista ha sido más que notable.

Así, este libro de reciente aparición nos ofrece una información valiosísima y arroja luz sobre un periodo fundamental no sólo de la formación de nuestra cantante como profesional sino de muy importantes claves para entender la proyección de la música popular cubana desde las calles hasta los medios de difusión de la isla, adelantando la proyección mundial que después tendría. Marquetti nos entrega un registro extraordinariamente documentado y sostenido en fuentes muy diversas: registros discográficos, materiales audiovisuales, entrevistas, libros, fondos fotográficos… De tal manera que propone un viaje, que se convierte –a través de su protagonista principal– en una radiografía cartografiada de la época de oro que auspició las mejores páginas de la radio, el teatro música, la televisión y el cabaret cubanos.

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