La novela en la que Virginia Woolf descubrió su verdadero estilo e inició la gran revolución de la escritura modernista. Ambientada en los años de inocencia que precedieron a la Primera Guerra Mundial, retrata de manera impresionista la vida del joven Jacob Flanders. En escenas que van desde las playas de Cornualles hasta las ruinas de Grecia, Woolf no solo revela las múltiples percepciones del personaje, sino que alude de manera sutil y conmovedora al horizonte histórico de toda una generación destinada a la tragedia. Su prosa poética refleja sus experimentos con el tiempo y la conciencia.