Begbie −el psicópata de aquella pandilla de inadaptados que protagonizaba Trainspotting− se ha reformado. Ahora vive en la costa de California, tiene una casa confortable y elegante, una esposa llamada Melanie y dos hijas, un nuevo nombre −Jim Francis− y una nueva profesión: es un escultor, reconocido por sus bustos distorsionados y mutilados de rostros famosos. Pero el pasado vuelve, y, tras un extraño incidente durante un paseo por la playa en el que su familia se ve amenazada por dos tipos, su hermana le informa de que Sean, uno de los dos hijos de una relación previa que dejó en Edimburgo, ha sido asesinado. S.R.