
En su propia etimología, el veneno (venesmon) nos informa de que es un instrumento de Venus para alcanzar el amor. Pero lo venífico no siempre reporta sólo efectos benéficos, sino también la muerte. Arsénico, opio, belladona o cicuta; viudas negras, antimaridos, tóxicas precoces, celosas… Ellas matan. El veneno mata. Y la muerte tiene muchas caras. A José de Cora y Óscar Soriano, en un avezado y documentado rastreo tan científico como periodístico nos relatan los casos más importantes de envenenadoras múltiples, asesinas en serie disfrazadas de amantes esposas, enfermeras caritativas o cariñosas niñeras.