La caída en la actividad desangra la lonja con la destrucción de siete empleos cada semana
El personal de descarga y ventas queda por debajo de las 4.000 personas por primera vez
Una delegación del Puerto con armadoras, vendedoras o frigoríficas visita Irlanda dentro del plan de acción para revertir el descenso
En los puertos de Bayonne, Lorient, Oban o Milford Haven, en Francia y Reino Unido, están registrados buques con nombres de playas de las Rías Baixas, apellidos de Vigo y O Morrazo y otras toponimias gallegas. Allí recalaron unidades como Ferreira Martínez, Armaven Uno, Playa de Castiñeiras (ahora Pedra Blanca II) o Punta Vixía. Y embarcaciones como Monte da Vela (ahora Helgoland) y Celeste Jesús (nuevo Playa de Tuya) también llegaron a portar matrículas irlandesas de Sligo o Cork. Todos ellos son buques de arrastre de Gran Sol que formaban parte de la antes copiosa flota de altura de Vigo; y todos, en escasos diez años, acabaron marchando en busca de la rentabilidad que les niega el sistema de reparto de cuotas, de 1986, de la Comisión Europea. Un éxodo que no cesa –acaba de darse de baja el palangrero también vigués Manolo del Terín, expatriado a Namibia– y que, sumado a la falta de relevo y las crecientes limitaciones para la pesca en aguas europeas, ha horadado al extremo el músculo de la otrora imperturbable lonja de O Berbés.
De los once gransoleros que prevén subastar sus capturas la próxima semana en el mercado vigués, menos de la mitad retiene la matrícula española; y todos ellos enviarán su faena por camión, con la caída que esto implica en el aprovisionamiento de pertrechos –venta de hielo, carburantes o reparaciones menores– o actividad en el pósito. Su traducción a efectos de empleo se nota, y mucho, en cada noche subasta. Y, claro está, en las estadísticas: de acuerdo a la memoria de la Autoridad Portuaria de Vigo, la cifra de personal dedicado a los trabajos de descarga y ventas, preparación, exportación y transporte en el puerto cerró el año 2023 con 3.668 efectivos. Muy lejos de los 5.000 que alcanzaba sin dificultad a comienzos de siglo, en los años previos a la nueva Política Pesquera Común (PPC). Solo en el último ejercicio se perdieron 364 trabajos en la lonja, a razón de siete por semana.
Desde que FARO advirtió el deterioro de la actividad en pesca fresca, el pasado otoño –A Coruña llegó a estar a un suspiro del sorpasso en descargas mensuales por primera vez en la historia– la entidad que preside Carlos Botana puso en marcha un plan de acción multidisciplinar para que O Berbés pueda retener su hegemonía continental. No está siendo sencillo, tanto por razones exógenas –Bruselas continúa endureciendo su política pesquera– como internas: a las armadoras les sale más rentable transportar sus capturas por camión, con lo que los barcos vienen mucho menos a Vigo, y parte de esa mercancía ya se va vendiendo por el camino. Uno de los grupos de trabajo creados por el Puerto se centra, de hecho, en atraer capturas de otros pósitos, de manera casi quirúrgica para no afectar a los precios. La de O Berbés ha sido, tradicionalmente, una plaza donde conseguir buenas cotizaciones por la calidad del pescado.
En la última década, por ejemplo, han desaparecido dos de cada diez compañías comercializadoras de la lonja (quedan 65) y el 20% de los trabajadores contratados por las armadoras, de acuerdo a las mismas cifras oficiales. Como parte de la estrategia para contener este descenso, una completa delegación comandada desde Praza da Estrela viajará la semana próxima a Irlanda, en cuyos puertos –Castletownbere o Killybegs– descarga la gran mayoría de pesqueros de capital vigués que operan en Gran Sol. La misión será de alto nivel. Estará presidida por el propio Botana y contará con el director xeral de Pesca de la Xunta, Antonio Basanta; el presidente de la Cooperativa de Armadores (ARVI), Javier Touza; y la responsable de Comercio Exterior de la Cámara, Pilar Rey. La representación empresarial correrá a cargo de la armadora Pilar Estévez, Manuel Fernández Carballido (Frigoríficos Iberport), Juan Luis Fernández (Pescados Airoa), Javier Gordejuela Pereira (Pescaberbés), Roberto Otero (Pescados Roberto Otero), Antonio Gómez Cerezo (San Antonio Alimentos del Mar), Isabel Núñez (Walvisfish) y José Ramón Fontán (Rampesca).
Como analizó este periódico, las descargas en puertos irlandeses de pesqueros de otras banderas alcanzaron un récord en el año 2022 –último con registros disponibles, a cargo del Bord Iascaigh Mhara (BIM)–, con un valor de mercancías de 171 millones de euros. Buena parte de esa faena corresponde a buques de capital gallego. Para responder a esa demanda creciente de actividad, Dublín ha ampliado las dársenas tanto de Castletownbere como de Killybegs, con mayor espacio en las dársenas e infraestructuras para barcos y camiones.
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