Una media de dos vigueses solicitan cada día el concurso de acreedores por deudas insalvables

Los impagos oscilan desde cantidades próximas a los 15.000 o 30.000 euros hasta alguna de 3,3 millones

Préstamos y microcréditos están detrás de muchos casos, con los veinteañeros como principales afectados

Una media de dos vigueses solicitan cada día el concurso de acreedores por deudas insalvables.

Una media de dos vigueses solicitan cada día el concurso de acreedores por deudas insalvables. / Marta G. Brea

Coloquialmente, si se habla de concursos de acreedores casi todo el mundo lo relaciona con la quiebra empresarial: una firma, un negocio, una empresa que no ha logrado superar una etapa de crisis y no puede hacer frente a las deudas, que van desde impagos de salarios hasta alquiler o hipoteca del local, créditos bancarios, etc. A estos pasivos también deben hacer frente muchos vigueses y vigueses en su día a día, y es por ello que también pueden acogerse a los concursos de acreedores. Es más, la inflación, la subida generalizada de los precios y las dificultades para acceder al mercado laboral o incluso habitacional motivó que este recurso judicial esté en alza, aunque desde el propio órgano encargado de su tramitación en la ciudad –el Juzgado de lo Mercantil nº 3 de Pontevedra, con sede en Vigo– no esperaban semejantes datos.

Y es que en lo que llevamos de 2024, son más de 80 los concursos de acreedores solicitados principalmente por personas físicas ante deudas insalvables, que pueden oscilar entre los 15.000 o 30.000 euros hasta casos millonarios. Concretamente, uno de estos procedimientos cuenta con un pasivo de hasta 3,3 millones de euros. Esta cifra de presentaciones de concurso supone, restando los fines de semana, que en los dos meses que llevamos de año, dos personas se embarcan de media cada día en un proceso concursal.

Préstamos y microcréditos

¿Qué motiva semejante endeudamiento? Fuentes consultadas explican que detrás de muchos casos se encuentran los préstamos y microcréditos, operaciones financieras con las que se consigue dinero rápido pero cuyo elevado tipo de interés se convierte en una trampa para los solicitantes.

Y es que al final, para salir de una deuda inicial, acaban generando una mayor que, al no dar controlado, termina en un concurso de acreedores. De entre la multitud de casuísticas que pueden estar detrás de estas peticiones, estas mismas fuentes precisan que se están empezando a ver multitud de casos de jóvenes o veinteañeros endeudados por la solicitud de estos y otros productos financieros.

Para poder solicitarlo, el interesado debe cumplir con una serie de requisitos mínimos: que el deudor no haya sido condenado por delitos económicos (contra el patrimonio, contra el orden socioeconómico, de falsedad documental, contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social o contra los derechos de los trabajadores), la presentación de sus liquidaciones de IRPF, ser deudor de buena fe (que haya presentado todos sus bienes y realmente no tenga con qué hacer frente a los pagos), que la insolvencia no sea meramente temporal y contar, al menos, con dos acreedores.

Una vez se cumplan con los requisitos y el juzgado admita la solicitud del concurso, será en este caso la magistrada la que estudie el caso y exonere o no la deuda total o parcialmente. Según las fuentes consultadas, prácticamente el cien por cien de las peticiones salen adelante.

Las claves

  1. Desde miles de euros a millones

    Las cuantías por las que se han presentado los concursos oscilan entre los 15.000 euros hasta los 3,3 millones actuales.

  2. Más de 80 casos en 2024

    Solo en los dos meses que llevamos de año ya se han presentado más de 80 procedimientos para exoneración de deudas.

  3. Las empresas, en liquidación

    La diferencia entre los concursos de empresas y de personas es que las primeras casi todas terminan en liquidación

Diferencias

Lo cierto es que los concursos de personas físicas ya suponen el grueso del trabajo en el juzgado Mercantil, muy por encima de las relativas a empresas. ¿Qué las diferencia? Realmente cuentan con muchas similitudes; los dos concursos son bastante parecidos porque en ambos se ponen todos los activos a disposición de los acreedores con el fin de intentar hacer los pagos que se deben. Además, en los dos concursos se trata de llegar a un acuerdo amistoso previo con los acreedores para poder pagarle una parte del crédito y poder seguir con la empresa o el negocio.

Y es aquí donde radica la principal diferencia: cuando no se alcanza este acuerdo, en el caso de los concursos de acreedores de empresas, ésta entra en liquidación y desaparece. En el caso de los concursos de personas físicas, los solicitantes podrán continuar con su vida sin sus bienes pero también sin sus deudas.

La avalancha de pleitos del cártel de los coches se hace de rogar

Otro de los casos estrellas que llenan las mesas del personal del Juzgado de lo Mercantil de Vigo son los relativos al cártel de los coches, una trama por la que cientos de conductores pagaron un sobreprecio en la compra de sus turismos por el pacto contra la libre competencia realizado entre varias marcas de vehículos. Se esperaba que a lo largo del año pasado se presentasen miles de casos derivados por la ubicación de Stellantis en Vigo, pero de momento, este aluvión de procedimientos no se ha producido.