Los trastornos alimentarios en la ciudad registran un nuevo perfil: niños de 9 años

La Asociación de Bulimia y Anorexia constata un incremento de la patología en edades cada vez más tempranas

Los nuevos casos mantienen una tendencia al alza del 60%

La psicóloga y coordinadora de ABAP, Ana María Rodríguez.

La psicóloga y coordinadora de ABAP, Ana María Rodríguez. / Marta G. Brea

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Hasta hace un par de años no era habitual que a las consultas de psicología de la Asociación de Bulimia y Anorexia de Pontevedra (ABAP) acudieran adolescentes varones. Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) eran alteraciones mucho más predominantes en niñas y el reducido número de chicos que acababan siendo valorados por esta entidad de la ciudad rondaba los 16 años, una edad tardía con respecto a las jóvenes adolescentes, puesto que estas empezaban a manifestar este tipo de patología con 13 o 14 años. Sin embargo, a lo largo de 2023, las profesionales de ABAP se han visto sorprendidas por el nuevo perfil al que han tenido que hacer frente: niños de 9 y 10 años, lo que supone un abrupto descenso en la horquilla de edad habitual.

La directora terapéutica y psicóloga de esta entidad viguesa, Ana María Rodríguez, señala que, “antes de la pandemia, los casos estaban más o menos estabilizados, pero después del confinamiento se dispararon, especialmente en edades tempranas. Detectamos desde entonces muchas niñas de 13 y 14 años, lo que se ha convertido en una constante. Los nuevos casos mantienen una tendencia al alza del 60% y no hay descenso, pero una de las cuestiones que más nos ha sorprendido es la importante caída en las edades, especialmente en la de los niños”. En este sentido, Rodríguez explica que, “antes era muy raro que tuviéramos chicos en las consultas y, si los había, tenían edades próximas a los 15 o 16 años, pero es que ahora nos estamos encontrando con niños de 9 y 10 años. Ha bajado muchísimo la edad en la que empiezan a manifestarse los trastornos en su caso”.

Por las redes sociales, los adolescentes acaban asociando la delgadez al éxito y a la fama, y ellos aspiran a esa popularidad

Otro perfil que también llama la atención de las profesionales de la Asociación de Bulimia y Anorexia es que se detectan casos de TCA en personas adultas, sobre todo entre las mujeres. Así, Ana María Rodríguez expone que, “en esta sociedad existe una exigencia física muy importante hacia las mujeres, porque constantemente se proyecta esa imagen de juventud y delgadez, por lo que muchas, a medida que entran en edad de madurez, empiezan a pensar que tienen que cuidarse más, pero en ocasiones se les acaba yendo de las manos y son casos que luego tenemos en nuestras consultas”.

Cuando se le pregunta a la directora terapéutica de ABAP por cuál podría ser uno de los motivos de ese incremento de la patología en edades cada vez más tempranas, Ana María Rodríguez afirma que las redes sociales y las nuevas tecnologías tienen mucho que ver al respecto. Esta psicóloga destaca que “las redes sociales es hacia donde mira la juventud y en ellas se les da especial importancia al físico, de manera que los niños y los adolescentes acaban asociando la delgadez al éxito y a la fama. Ellos aspiran a esa popularidad y a tener muchos likes, lo que acaba teniendo gran influencia sobre ellos”.

Lo primero que hacen es retirar la comida basura y los alimentos precocinados, se ve como positivo, pero luego reducen cantidades

A la hora de abordar el manejo de estos casos, la responsable de la entidad situada en la ciudad indica que “cualquier cambio en la comida es motivo para estar pendientes de la conducta de los menores”. Ana María Rodríguez matiza que un cambio en la alimentación no siempre es sinónimo de trastorno alimentario, pero sí alerta de que, “al principio, las modificaciones pueden verse como positivas, porque lo primero que hacen es retirar la comida basura y los alimentos precocinados, pasando a comer más verduras. Eso está considerado un hábito saludable, pero el problema llega cuando también comienzan a reducir cantidades”.

Para atajar cuanto antes el trastorno, Rodríguez recomienda a la población acudir al médico de cabecera para una valoración y también recuerda que ABAP ofrece consultas psicológicas y asesoramiento a las familias, ya que hace especial hincapié en que “los trastornos alimentarios también los sufre el entorno, porque es duro ver cómo una persona se va apagando y no puedes hacer nada. El problema hay que enfocarlo y abordarlo de forma conjunta”, concluye.

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