“Para una vaginoplastia me enviaron a un hospital con seis años de espera”

Asociaciones de personas trans denuncian la “falta de transparencia y equidad” según el área en tratamientos de cambio de sexo en el Sergas

Fabiola Blanco, tras su operación.

Fabiola Blanco, tras su operación. / FdV

Hace 57 años lo bautizaron como Ramón, pero ella ha escogido el de Fabiola Blanco. De la cuarta generación familiar de carteros, esta licenciada llegó a la Dirección de la oficina de Correos en O Rosal y también se aventuró en el emprendimiento con dos lavanderías. Se sentía “afortunada”, pero no “completa”. Salió del armario a los 27 años, pero “aparcaba con antidepresivos” un deseo que le impedía ser feliz. Gracias al apoyo de una doctora, a los 55 años inició el camino para alcanzarlo: cambiarse de sexo.

Se empezó a hormonar en Endocrinología del Chuvi en abril de 2022. Se intervino primero de la voz, para feminizarla. Luego hizo lo mismo con el rostro. Por privado. Desde este verano, cuenta que la veían cada mes en Cirugía Plástica del Álvaro Cunqueiro por la vaginoplastia que solicitó. En noviembre le dieron la noticia de que la derivaban al Hospital de Málaga, donde la lista de espera para esta operación se prolonga durante años. Entre 6 y 7 años, según le dijeron.

La vaginoplastia de reasignación de sexo está dentro de la cartera pública de intervenciones, pero no hay ningún centro que la realice en la red del Servizo Galego de Saúde ni en ningún privado de la comunidad. Desde la Dirección del Área Sanitaria de Vigo explican que se derivó a Málaga porque es uno de los hospitales públicos que tienen de referencia para estos casos. Admiten que también existe la posibilidad de derivación al Clinic de Barcelona, con una lista de espera mucho menor. Aseguran que envían “indistintamente” y que es “a criterio médico” dependiendo “del procedimiento o tipo de operación”.

Desde la Asociación Nós Memas, de loita dos dereitos das mulleres lesbianas, bisexuais, trans e persoas trans e non binarias, no conocen ningún caso del área sanitaria de Vigo que se haya derivado al Clinic. En los 15 últimos años, solo han tenido conocimiento de dos casos que hayan conseguido operarse. En la actualidad, saben de siete casos pendientes. Los que ya tienen derivación –no todos–, son para Málaga. Tienen en manos de sus abogados uno en el que le anularon la primera cita porque coincidió con el inicio del COVID y no la volvieron a llamar. Ahora no aparece su informe. De más de cuatro años de espera también tienen otra, que sí llegó a pasar esa primera consulta antes de la pandemia, pero a la que tampoco volvieron a citar.

En la Asociación de menores trans y jóvenes hasta 25 años Arelas, radicada en Compostela pero con usuarios en toda Galicia, sostienen que Málaga ya no es un punto de derivación porque “tiene muchas quejas”. Su presidenta, Cristina Palacios, cuenta el caso de una chica del área de Vigo que llevaba esperando tres años allí, se puso en contacto con ellos, pusieron una reclamación en San Caetano y a los pocos meses la llamaron del Clinic. Del último medio año conoce unas cuatro cirugías en Galicia y todos remitidos a Barcelona.

Palacios ve “falta de equidad” entre áreas sanitarias gallegas y “falta de transparencia” en cuanto al procedimiento para las vaginoplastias y el resto de tratamientos vinculados a la reasignación de sexo. Cuenta que en Ourense, por ejemplo, son un ejemplo de buen hacer.

Derivaciones a Psiquiatría

Elisabeth, portavoz de Nós Mesmas coincide en acusar al Sergas de Vigo de “falta de transparencia total” en el protocolo sobre los procesos de cambio de sexo. En junio remitieron una reclamación pidiendo que les informaran sobre las indicaciones de derivación tanto para hormonación como para cirugías. Pasados los meses sin respuesta, insistieron y siguen esperando. Denuncia que “hay médicos de familia que siguen derivando los casos a Psiquiatría en vez de a Endrocrinología”. “Nos lleva a pensar que no existe un protocolo estandarizado”. También reprochan los diferentes criterios en función del centro sanitario: en Povisa han decidido extender a dos años los años de hormonación hasta derivar para una cirugía de pecho, mientras que en el Chuvi es uno.

Exigen que a las pacientes se les explique el proceso que van a atravesar, con plazos aproximados, desde un principio. “No que lo vayan descubriendo sobre la marcha”, censura y añade: “Muchos no saben que están sufriendo maltrato institucional porque no tienen referencias”.

Nós Mesmas censura que el sistema público remita las vaginoplastias a centros con una espera de más de cuatro años. “Supone depresión para ellas”, destaca Elisabeth y cuenta un caso de una mujer trans de 54 años que lleva “luchando y esperando por esto toda su vida”, desde la dictadura. “Ahora te transmite sus falta de ganas de vivir. ‘Me voy a morir así’, te dice”, relata.

Fabiola Blanco no estaba dispuesta a esperar más. En cuanto le dijeron que la derivaban a Málaga llamó a la clínica de Ivan Mañero, una de las que tiene más experiencia en España y ya se ha operado. “Soy feliz”, subraya. Ahora tiene intención de reclamar judicialmente el coste de la intervención –más de 20.000 euros– al Sergas.

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