La sonrisa de los niños tiene forma de juguete

En una nueva edición de la campaña "Cada niño, un juguete", la Asociación Stop recoge peluches, puzles o juegos nuevos y usados en un local de García Barbón para entregar a menores vulnerables

Persiguen reducir la generación de residuos

La Asociación Stop busca el récord de recogida de juguetes.

Pedro Fernández

Que todos los pequeños, independientemente de los recursos económicos de sus familias, vivan con ilusión la Navidad. Es el objetivo de la campaña “Cada niño, un juguete”, que organiza la Asociación Stop desde el año 2009. En el almacén de esta edición, ubicado en el número 110 de García Barbón, a algo más de 200 metros de la rotonda de Isaac Peral, ya acumulan unos 8.000 juguetes nuevos y usados recogidos en este bajo de 650 metros cuadrados –abre de lunes a sábado de 11.00 horas a 19.00 horas– y más de 20 puntos repartidos por la ciudad, Baiona y Tui desde mediados del mes de octubre (se pueden consultar en este enlace).

La meta de esta edición es batir el récord superando los 16.000 juguetes del año pasado. “Vamos muy bien”, explica el presidente de la Asociación Stop, Carlos Leiro, que hace un llamamiento a los ciudadanos a sumarse a la campaña. Explica que, además de ayudar a familias con más necesidades, esta acción contribuye a reducir los residuos al dar una segunda vida a los objetos. “No queremos que todo este plástico acabe en un vertedero. Desde 2009, con lo que hemos entregado, hemos rescatado unas 105 toneladas de plástico”, apostilla.

La solidaridad de los ciudadanos ya ha llenado más de una decena de estanterías del local de García Barbón de puzles, peluches, libros, videojuegos, muñecos, juegos de magia y de madera, coches de carrera, camiones, castillos o construcciones. La entidad pide a la gente que se decante por juguetes educativos y se sume a esta iniciativa para hacer más feliz la Navidad a los niños en situación de vulnerabilidad de Vigo, pero también de otros sitios gracias al programa “Juguetes viajeros”: los envían a Galicia, España e incluso el extranjero.

“Algo que le decimos a todo el mundo siempre es que, si se preguntan en qué estado tiene que estar el juguete, que piensen que, si vale para su hijo, vale para otro niño”, señala Leiro. Lo ideal es que las donaciones vengan limpias y funcionen correctamente. De todos modos, voluntarios –entre cinco y 10 al día– se encargan de estas tareas a diario. Se beneficiarán más de 5.000 pequeños gracias a esta campaña a través de entidades sin ánimo de lucro, pero también por medio de los servicios sociales del Concello: “Nos llega muchísima gente por esta vía”.

Ricardo Sánchez pone a punto un juguete en el local de García Barbón.

Ricardo Sánchez pone a punto un juguete en el local de García Barbón. / Marta G. Brea

A su vez, se entregan juguetes a particulares que se acercan al local y acreditan su situación de vulnerabilidad. “La gente viene con el libro de familia, la cartilla del paro o la nómina. Les damos incluso a abuelos que tienen pensiones bajas”, comenta Leiro antes de destacar que siempre ofrecen más de un juguete a cada persona. “Intentamos dar un lote en el que, al menos, hay dos usados y uno nuevo”, abunda. Del total de las donaciones que recibe la Asociación Stop en cada campaña, en torno a un tercio son objetos para estrenar.

Un banco de juguetes permanente

Una de las grandes reclamaciones de la entidad, que cuenta con el apoyo de la Diputación y la Xunta de Galicia, es un local propio para poder desarrollar esta campaña a lo largo de todo el año. El que usan ahora es cedido gratuitamente por un particular. Sus responsables quieren generar un banco de juguetes al que puedan acudir familias en busca de regalos para cumpleaños y demás celebraciones. “Muchos niños no van a fiestas de cumpleaños de amigos o compañeros a las que los invitan porque no tienen nada para regalar”, destaca Leiro. También precisan con urgencia una nueva furgoneta para la recogida y entrega de los regalos.

Una de las voluntarias que realiza tareas de limpieza de juguetes y preparación de los paquetes es María Martínez. También revisa si están en buen estado. “Necesitamos ayuda porque hay mucho trabajo”, destaca. Lo confirma su compañera Nieves Quinteiro, que lleva 14 años colaborando. “Animo a la gente que venga, lo pasamos en grande y tratamos a todos como si fuera una familia. Te olvidas un poquito de todos los problemas que puedes tener y ayudas a niños no solo de Galicia, también de fuera. Es una labor preciosa”, añade.

María Martínez, Carlos Leiro, Ricardo Sánchez, Nieves Quinteiro y Roberto Costas.

María Martínez, Carlos Leiro, Ricardo Sánchez, Nieves Quinteiro y Roberto Costas. / Pedro Fernández

Uno de sus recuerdos más bonitos lo protagoniza una muñeca Nancy “de las antiguas” que le recordó momentos de su infancia. “Me enamoró. La preparé muy bien y se la quedó una niña ciega cuya madre está enferma. Le guardo un cariño especial”, reconoce. A los interesados en ceder juguetes, les pide que los revisen antes para comprobar si están en buen estado. “Incluso vestimos a muñecas que llegan sin ropa”, asevera antes de destacar que también se acercan jóvenes a echar una mano.

Otro de los colaboradores clave es el taxista Roberto Costas. Usa su vehículo –con una capacidad de unos 2.500 litros con los asientos abatidos– para llevar los juguetes recogidos en diferentes puntos al local del número 110 de García Barbón. “Llevo siete años ayudando a la asociación”, destacaba esta semana al acabar de descargar el taxi. “Cuando empecé, éramos unos 20 taxistas; ahora, estoy yo y aviso a algún compañero para tareas puntuales”, apostillaba.

Entre las donadoras más fieles de la campaña, está Paz Canduela, que se acercó el pasado martes al local para dejar juguetes de sus nietos. Representa un claro ejemplo de solidaridad: llevó a pie un carrito de la compra de dos ruedas lleno desde Pi y Margall, a unos 3 kilómetros de distancia. “Es una campaña estupenda. Para los niños, es una ilusión y, además, los juguetes les ayudan a desarrollar su creatividad”, resumía.