Revisión de cámaras, ADN y telefonía para arrojar luz en el crimen de Judith

La Guardia Civil sigue tomando declaración a personas del entorno de la víctima

Marta Fontán

Marta Fontán

Hay crímenes de fácil y pronta resolución. En el asesinato machista de Baiona de febrero el autor se entregó horas después en dependencias policiales. En el de Oia ocurrido en junio el agresor disparó a su expareja a plena luz del día y, ya acorralado, se suicidó ese mismo día con la misma escopeta. En el de la calle Zamora de Vigo recientemente juzgado el vecino que mató a la víctima se lo confesó allí mismo a los agentes: “Se me fue de las manos”. Otros, sin embargo, requieren de múltiples pesquisas poniendo a prueba la paciencia de los investigadores. Un claro ejemplo es el del pozo de Porriño, donde los arrestos se produjeron más de año y medio después del hallazgo del cadáver. El crimen lo resolvió la Guardia Civil, el mismo cuerpo que ahora investiga el de Judith, la vecina de Vigo hallada hace casi una semana en el polígono de As Gándaras. Con varias hipótesis abiertas, entre ellas la de su novio brasileño o que el autor pudiese ser un cliente ya que la víctima ejercía la prostitución, la visualización de cámaras, la telefonía móvil y el ADN jugarán sin duda un papel clave en esta investigación.

El ADN es clave en toda investigación criminal. Se recogieron con hisopos múltiples rastros en el cadáver de la víctima, en su ropa y en el lugar donde fue hallada con la esperanza de que el agresor haya dejado algún rastro genético que, tarde o temprano, lo delate. Se hizo lo mismo con las evidencias incautadas en la vivienda okupa donde Judith residió con el novio al que ahora se busca. Las cámaras de grabación también tienen protagonismo, tanto las de las carreteras de acceso al polígono como las de las empresas allí instaladas. La labor es latosa, pero ahí podría aparecer el vehículo del agresor, de ahí que el visionado de esos vídeos sea esencial. Una pista es la de una furgoneta rotulada blanca tipo Berlingo vista junto a la víctima en el Camiño de Redomeira donde residía. Y, aunque no apareció su teléfono móvil, eso no impide pedir a la operadora datos para conocer las llamadas entrantes y salientes del terminal de la víctima y para, mientras estuvo encendido, saber el recorrido que hizo la mujer. Y se sigue tomando declaración a testigos del entorno de la víctima, tanto de la zona de Redomeira como a mujeres que como ella ejercían la prostitución.