Vigo bucea en su origen y su identidad urbana

Una exposición de la Xunta y Afundación explora la historia de la urbe a través de un centenar de documentos históricos, obras de arte, objetos diversos y recreaciones virtuales

Al igual que en el Imperio romano, que colocaba las necrópolis a la entrada de las aldeas, los antepasados flanquean la entrada de la exposición “Vigo no tempo”, que la Fundación Cidade da Cultura y Afundación inauguraron ayer. Este corredor iluminado con imágenes de las estelas funerarias galaico-romanas halladas en la zona del Areal en los años 50 también llama la atención sobre ese momento clave para la ciudad: el descubrimiento de que tenía un pasado como gran población desde hacía dos mil años. El pasillo desemboca en una recreación animada del hecho histórico –aunque cargado de elementos de leyenda– que hoy más celebran los vigueses y con el que se ganaron el título de ciudad: la Reconquista. Un arranque de la muestra que supone toda una declaración de intenciones: bucear en los orígenes, en los hitos y en los mitos de Vigo para reivindicar su identidad urbana.

La exposición, que se puede disfrutar hasta el 20 de enero en la sede de Afundación, es el resultado de dos años de trabajo. Reúne un centenar de piezas entre documentos históricos, mapas, obras de arte, objetos de gran simbolismo o recreaciones virtuales para navegar por el desarrollo urbanístico, la economía, la industria, el ocio o la cultura. Es la quinta de las siete muestras que componen el proyecto “Cidades no tempo”.

Está comisariada por el periodista y miembro del Consello da Cultura Galega Manuel Gago, que contó con el apoyo del escritor Manuel Bragado como coordinador local. El comité científico que les asesoró estuvo constituido por el exdirector de FARO Ceferino de Blas García, recientemente fallecido; Xosé Luis Mateo; Xoan Carmona; Beatriz Liz de Cea; Ignacio López Chaves y Ana Pereira Morales.

  • Primera imagen conocida (1597)

    Este dibujo es el primer plano que se conserva de Vigo y se fija en sus necesidades defensivas ante la inestabilidad de la costa por el conflicto internacional en el Atlántico. “En esta villa hay cuatro hierros gastados”, apunta en referencia a cañones que no valen. Muestra el crecimiento urbano al pie del Castro –lugar de memoria, con la ermita–, el Castillo de San Sebastián –que sigue siendo el enclave del poder político hoy– y las calles organizadas en paralelo al litoral, alrededor de la iglesia de Santa María.

Durante la inauguración, el conselleiro de Cultura, Educación, FP e Universidades, Román Rodríguez, destacó que la exposición recoge “a realidade dunha cidade sempre viva e cambiante, en permanente transformación e cunha grande capacidade de adaptación e renovación en moitos eidos”. El vicepresidente de Afundación, Xosé Carlos Caneiro, por su parte, resaltó la idea de una urbe “fascinante e poliédrica”. “A característica que a define e amalgama é o progreso, avance, o desenvolvemento e, sobre todo, a adaptación ás necesidades”, incidió. Al acto también asistieron la delegada de la Xunta en Vigo, Ana Ortiz; el director xeral de Cultura, Anxo M. Lorenzo; y el obispo de la Diócesis Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, entre otros.

Ciudad "leal y valerosa"

La exposición mezcla hechos de sobra conocidos con otros que no lo son tanto. Como el relato de los actos heroicos de la expulsión de los franceses en 1809, pero también las consecuencias que eso tuvo a nivel administrativo y político. Expone el documento en el que Fernando VII concede el título de ciudad leal y valerosa, superando la consideración de villa, e incide en la importancia que eso tiene, al librarse del señorío de Santiago de Compostela. Así, también acaba desapareciendo del escudo de la ciudad la concha de vieira, lo que se puede observar en una recreación virtual de la evolución del emblema.

  • Estandarte de la fragata francesa L’Atlas

    En julio de 1808, este navío fondeó en la bahía de Vigo pensando que la villa ya obedecía a José I. Los marineros del Berbés, Coia y Areal lo rodearon y lo capturaron. Este estandarte de la marina imperial francesa, junto a un águila de oro, se conservan en el museo naval de Madrid, que ha cedido la pieza para la muestra.

Una antefija –pieza ornamental en la cubierta– de la iglesia de Lavadores habla de la bien conectada y desarrollada red parroquial con la que Vigo ya contaba en el siglo XII. El primer dibujo de la villa, de 1597, se fija en las necesidades defensivas de la ciudad ante la amenaza de piratas y armadas enemigas. Un año después regresa Drake. En él ya se observa un “muelle” en A Laxe. “Cousa que noutros portos galegos aínda non había”, destacan Gago y Bragado. En base a este bosquejo, el arquitecto Xaime Garrido estimaba en 4.000 los habitantes del núcleo urbano en aquella época.

A través de diversos planos y cuadros se puede indagar en la transformación urbana de lo que es Vigo y también de lo que pudo ser, como el proyecto de un arsenal de la Marina en las Yslas Bayona –actuales Cíes–, de 1810. Una gran mesa con contenido audiovisual bautizada como “O miradoiro” permite sumergirse en la evolución de la ciudad a través de los siglos con una cartografía a gran escala. “Un modelo virtual para entender as profundas transformacións”, describen.

  • Trofeo “Orfos do mar” (1945)

    Esta copa del taller de orfebres y esmaltistas Hermanos Hernández se creó para el partido benéfico jugado por el Celta y el Benfica en favor de los huérfanos del mar, con el objetivo de ayudar a los niños del Orfanato Virxe do Carme de Panxón, en un año trágico en naufragios. La introducción de la práctica del fútbol se remonta a 1876, con la creación del Exiles FC.

La ciudad productiva tiene su espacio destacado, presidido por la pintura “Vigo traballa”, de Manuel Rodríguez Moldes, en la que se representan muchos de los oficios. “La idea de Vigo industrial es fundamental, es una de las hélices del ADN vigués”, subrayan. Una de las máquinas de coser que Refrey –que cumple 75 años– creada íntegramente en Bouzas; un reloj para fichar de Albo; un barómetro como regalo de empresa de la Artística; o imágenes de inicios de los 60 Citröen, sumergen en este rostro de la urbe.

Otro es el estético. Parte de una metopa del románico la iglesia de Santiago de Bembrive para recorrer edificios de arquitectos destacados de diferentes épocas hasta el complejo de Miralles en el campus. La tercera pieza que aporta la diócesis es el relieve policromado que escenifica la adoración de los pastores, del siglo XVII, de la concatedral-basílica de Santa María de Vigo. La muestra se adentra también en la relación simbólica de Vigo con el agua.

Su propio espacio tiene la invención de la ciudad a finales del siglo XIX y la influencia de colectivos extranjeros –como el Cable Inglés–, que repercutió en el deporte y en la cultura. También la explosión creativa de los 70-80 –con el Grupo Atlántica y a Movida– o el destacado movimientos sindical. Una pieza curiosa es el maletín con doble fondo, cedido por la Fundación 10 de marzo. Completan la muestra el Vigo como capital editorial y una proyección en el que voces de la sociedad olívica cuentan interesantes historias.

  • La primera mención a Vigo (1097)

    Es el documento de un pleito entre población de Vigo y de Canadelo por marcos de las tierras el más antiguo que se conserva donde figura por escrito el topónimo. Recoge el nombre del ciudadano vigués Alfonso Vigoiz. La aparición de Ourense o A Coruña en textos, por ejemplo, es posterior.

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