“Si voy a empezar a ser feliz a los 38, pues merece la pena”

Un hombre de mediana edad aborda cómo ha sido su proceso de reinserción en Vigo tras su paso por la prisión de A Lama

Pedro frente a la sede de Érguete, entidad que lo ha apoyado en el proceso.

Pedro frente a la sede de Érguete, entidad que lo ha apoyado en el proceso. / FdV

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Llevaba seis años en prisión y, a las puertas de la libertad, contuvo sus ganas de abandonar el centro penitenciario de A Lama para salir del mismo caminando sobre seguro. Ocho meses más fue el tiempo que Pedro, quien prefiere preservar su identidad bajo este nombre, estiró su estancia en la prisión pontevedresa de forma voluntaria con el objetivo de poder así finalizar sus estudios: “Quería salir con la ESO y todo porque sabía que quería estudiar una FP. Ahora estoy estudiando y buscando trabajo. Estoy haciendo las cosas de la forma más segura. Por una vez en la vida estoy haciendo algo que me gusta y es... ¡lo es todo!”, comenta con esperanza.

Pedro es un caso de superación de los de sentarse frente a él y tomar ejemplo y desde la Fundación Érguete así lo destacan, indicando que estamos ante un “caso de éxito” dentro del programa de reinserción laboral de la entidad, debido especialmente a su “gran fuerza de voluntad y dedicación, algo clave para que el cambio pueda existir”. Tras haber ingresado en el centro penitenciario a los 32 años de edad y resetear su trayectoria a lo largo de los últimos seis años, Pedro deja una frase que cala hondo y constata sus ganas de normalizar su vida en la ciudad: “Al final, toda esta experiencia tan difícil a mí me ha cambiado la vida para bien. Si voy a empezar a ser feliz a los 38, pues merece la pena”.

Quería salir con la ESO porque sabía que quería estudiar una FP. Ahora estoy estudiando y buscando trabajo

La privación de libertad fue un golpe bajo en su día y recuerda aquel momento como su punto de inflexión definitivo. “Entras ahí para cumplir con la responsabilidad del delito y viví un tiempo de asimilación en cuanto al sistema. Una vez que llegué a A Lama y conocí al terapéutico y a las asociaciones, eso ya me ayudó muchísimo. Nunca, en todos los años de condena, había tenido una ayuda tan clara”, señala Pedro, quien en aquel contexto y con el apoyo de la Fundación Érguete estableció unos objetivos laborales teniendo en cuenta sus gustos y preferencias , avistando un futuro tras la prisión.

En el medio penitenciario y con una perspectiva realista, Pedro inició sus estudios con el acceso al mercado laboral como meta principal y si algo tuvo claro en aquel momento fue que quería huir de la hostelería. Mano a mano, trabajando con las profesionales de Érguete, además de obtener el título de Educación Secundaria Obligatoria también logró formarse como administrativo comercial y, posteriormente, sacar el carné de conducir. A día de hoy y tras haber finalizado el primer curso con “muy buenas notas”, Pedro se dispone a iniciar el segundo curso del ciclo que estudia en la actualidad y, si se le pregunta si es demasiado tarde, responde que “tenía mucha inseguridad antes de entrar en el ciclo por la edad y, al final, siento que cuantos más años tienes, más valoran que estés estudiando y más te toman en serio. Por situaciones que viví, yo no me sentía muy válido para algunas cosas, por mi miedo a no estar a la altura. Cuando empecé a trabajar estas cosas con Érguete, perdí el miedo a estudiar”, confiesa.

Por situaciones que viví, yo no me sentía muy válido para algunas cosas

En cuanto a sus experiencias laborales tras su estancia en el centro penitenciario de A Lama, la técnica de empleo e igualdad de la Fundación Érguete que lo ha guiado en todo el proceso, Maite Pena, indica que, como él quería verse cómodo en el ciclo, pensaron que quizás lo mejor fuera que se adaptara paso a paso al ámbito laboral. Así, Pedro relata que consiguió su primer empleo “por intermediación de la Fundación, realizando una sustitución por una baja, y ahora estoy como loco por volver a trabajar. Además, Érguete es un apoyo más allá del empleo, porque sé que puedo llamarlas y decirles qué me pasa, desahogarme. Siempre me han preguntado qué es lo que me gusta, qué es lo que quería hacer, y me han ayudado a ir a por ello”.

El camino no ha sido fácil, hay mucho trabajo duro y esfuerzo detrás y, en su recorrido, Pedro también destaca que logró recuperar los vínculos familiares, mencionando que, “a raíz de prisión, me di cuenta de que estaban ahí. Eso me hizo volver a confiar y me ayudó mucho, no lo cambio por nada. Me dan la tranquilidad de que estoy haciendo las cosas bien”.

Finalizar el ciclo que está estudiando en la actualidad, encontrar un trabajo remunerado que le guste y, sobre todo, continuar abriéndose a experimentar y realizar actividades que jamás imaginaría, como por ejemplo lanzarse a hacer teatro, son sus ítems de vida tras su paso por prisión. Pedro atisba el futuro con “optimismo” y afirma con decisión: “Voy a poder disfrutar de todo lo que me apetezca porque sé que ahora siempre lo voy a intentar”, asegura.

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Pedro es uno de los hombres que se han beneficiado del programa de reinserción sociolaboral que desde hace ocho años la entidad viguesa impulsa en los centros penitenciarios de A Lama, Teixeiro (A Coruña) y Pereiro de Aguiar (Ourense). Solo desde enero y hasta el 1 de septiembre, en la provincia de Pontevedra se ha logrado una tasa de reinserción laboral del 55,55% en el caso de los varones por parte del proyecto.

La técnica de empleo Maite Pena pone en valor el recorrido que ha efectuado Pedro haciendo referencia a que, el suyo, es un “caso de éxito muy significativo, puesto que se puede contemplar la evolución desde el medio ordinario en A Lama, en un medio de semilibertad y, posteriormente, su incorporación al mercado laboral, que es el itinerario en el que nosotras les acompañamos”. Asimismo, Pena explica que “a partir de su primera entrevista, desde la Fundación movimos toda una red de apoyo para que encontrase lo que necesitaba cuando saliese. Desde prisión pudo establecer su itinerario laboral y demostró la importancia que tiene lo que uno da de sí mismo para el cambio”.

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