Sanidade califica de “muy bajo” el riesgo de transmisión de patologías por el mosquito tigre

Detectan dos ejemplares en Lavadores que no portan enfermedades e inician un plan de vigilancia especial en la zona

Piden la colaboración ciudadana para evitar posibles puntos de cría: pequeñas cantidades de agua estancada

La Xunta comunicaba hace una semana la detección por primera vez en Galicia de mosquitos tigre. Fue un vecino de Tirán, en Moaña, el que facilitó su localización a través de la aplicación Mosquito Alert. También ha sido esta plataforma la vía a través de la que un aviso ciudadano ha permitido que entomólogos identifiquen otros dos ejemplares en la parroquia viguesa de Lavadores. Ninguno es portador de enfermedades transmisibles ¿Y qué implica la premsencia de este insecto? “A estas alturas, la importancia sanitaria se reduce a que es un mosquito molesto”, resume Manuel Álvarez Cortiñas, jefe del Servicio de Sanidad Ambiental de la Consellería de Sanidade.

Este experto explica que este mosquito, el aedes albopictus, es importante porque es un potencial transmisor del virus del dengue, Zika y chikungunya. “Estas enfermedades solo se dan si este mosquito está presente”, señala. Pero para ello es necesario que porten estos virus y solo los adquieren si pican antes a una persona infectada. “A día de hoy, en Galicia no existen casos autógenos de ninguna de estas enfermedades, con lo cual no es relevante desde el punto de vista de la transmisión. La posibilidad es muy remota”, subraya.

“A estas alturas, la importanica sanitaria se reduce a que es un mosquito molesto”

Manuel Álvarez-Jefe Sanidad ambiental

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Tendrían que concurrir demasiadas circunstancias. Que llegara alguien con esta patología. Que un mosquito tigre hembra –los machos son estrictamente vegetarianos y solo ellas necesitan la sangre para la formación de los huevos–, de los pocos que hay ahora en Galicia, le picara. Que sobreviva a depredadores –pájaros, murciélagos...– y otros peligros. Y que en ese mes o mes y algo de vida media pique a otras personas.

Eso sí, Álvarez Cortiñas señala que, aunque no porten enfermedades, su picadura es “dolorosa” –bien en el momento o un poco después– y puede provocar reacciones alérgicas “que en algunas personas son relevantes”, con molestias como inflamación, dolores de cabeza... “En esos casos habría que ir al médico, pero no es lo habitual”, indica.

Confirmada la presencia del mosquito tigre en Vigo

R. V.

La Rede Galega de Vixilancia de Enfermedades Transmisibles por Vectores (ReGaViVec), formada por Sanidade, Medio Rural y las Universidades de Vigo y Santiago, rastrea la presencia de este insecto y otros posibles portadores desde 2017 en toda Galicia. Al igual que hizo en Moaña, ahora refuerza su vigilancia en Vigo. “En cuanto hay un caso confirmado, se hace un perímetro de unos 100 o 200 metros en los que se van poniendo 9 o 10 trampas y, a partir de ahí, algunas menos a más distancia”, explica el jefe de Sanidad Ambiental. Hay que esperar una semana para ver qué recoge la trampa y en función de los resultados se deciden siguientes pasos.

  • 1-Eliminar puntos de puesta de huevos

    La Xunta pide vaciar o cambiar cada 3 o 4 días el agua en aquellos recipientes en los que se acumulen pequeñas cantidades.

    2-Uso de repelentes de forma informada

    Hay productos específicos, aprobados por el Ministerio de Sanidad. Usar tras leer indicaciones, solo en el exterior y en piel descubierta

    3-Cubrición del cuerpo y las piernas

    Si se quiere evitar esta dolorosa picadura, la Xunta aconseja vestir “con manga y pantalones largos y calzado cerrado”. Y usar mosquiteras.

Para saber si los casos detectados son aislados o está instalado, habrá que esperar. “Son datos que tardan”, confirma. Es un insecto que está activo, normalmente, de abril a noviembre. Pero hay zonas de inviernos benévolos, como Murcia, en los que se ha detectado todo el año. “Veremos qué pasa aquí”, plantea.

Aunque los adultos mueran, los huevos son resistentes. La solución para evitar su proliferación pasa por eliminar los lugares de cría: pequeñas cantidades de agua remansada como bebederos, los platos de las macetas, un simple tapón, los huecos de un ladrillo roto –de ahí que edificaciones abandonadas sean focos típicos–... La hembra pone los huevos –entre 80 y 200– al borde del agua. Cuando llueve un poco, se sumergen y empiezan la fase de larva. Se alimentan de los microorganismos, se convierten en pupa y de ahí, a adultos. Es un proceso que dura siete días. Vaciando estos puntos o cambiando el agua cada tres o cuatro días se corta. Piden las colaboración ciudadana para ello.

Si desde la ReGaViVec observan que el volumen de estos ejemplares aumenta “lo suficiente”, Manuel Álvarez explica que llevarán a cabo alguna acción directa, con el uso de larvicidas en aquellos posibles focos. Cuenta que “en todas las ciudades donde hay presencia importante, como Barcelona, se hacen tratamientos en imbornales, fuentes públicas...”

Este mosquito, que no es capaz de volar en un radio mayor de 200 o 300 metros, viaja en coche, autobús, tren, avión... “Se mete en cualquier sitio y pone huevos”. Entró en Europa a través de Albania, por su tráfico de mercancías. Se cree que en los neumáticos exportados por países tropicales productores de caucho o en plantas ornamentales. Llegó a España en 2004 siguiendo la costa del Mediterráneo. “Y todo dice que si llegó hasta aquí, es para quedarse”, opina Álvarez que subraya que los planes de control y gestión usados en otras regiones han demostrado ser “eficaces”

Viven en zona urbana y periurbana. “Como se adaptó bien a la sangre humana, no puede alejarse mucho de las personas”. No suele entrar en las casas, por lo que pica más bien en jardines o terrazas. Pasa desapercibido porque vuela “prácticamente a ras de suelo”. De ahí que la mayoría de sus picaduras sean en piernas y pies. En cuanto al uso de repelentes, Álvarez recomienda informarse bien antes de usar alguno de los muchos que hay, emplearlos solo en exterior –en interior, mejor insecticidas, como los enchufables– y en las zonas del cuerpo que están expuestas. “No son tóxicos, pero tampoco inocuos”, advierte.

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