Treinta años tras la pista de las toxinas marinas europeas desde Vigo

La seguridad alimentaria de los bivalvos y otros productos de origen marino consumidos en Europa pasa por sus manos. El Laboratorio de Referencia de la UE para Biotoxinas Marinas (EURLMB), que alcanza este año tres décadas de actividad en Vigo, vive una nueva etapa aliado con el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), aprovechando las sinergias con los investigadores de cabo Estai para avanzar en la mejora y armonización de los métodos de detección y buscar soluciones frente a los peligros emergentes como las tetrodotoxinas y las ciguatoxinas.

Francisco Rodríguez, del grupo de Microalgas nocivas y Ecología del plancton del Oceanográfico, se incorporó como director científico-técnico a principios de 2022 y, como novedad respecto a los organigramas anteriores, el laboratorio, que depende de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan), también cuenta ahora con una directora técnica, Begoña Ben.

El centro, ubicado en el edifico Citexvi del campus, se mantiene como el referente para la veintena de laboratorios nacionales de la red europea avalado por su intensa trayectoria –la catedrática de la UVigo Ana Gago era su anterior directora desde 2009– y apoyado por la “potente red de investigación marina” de Galicia. “Es lógico que el EURLMB esté aquí dada la importancia de nuestra comunidad como productora de recursos marinos, pero no es algo regalado. Además estamos cerca de Portugal y, desde 2021, el Intecmar de Vilagarcía es el laboratorio de referencia nacional”, destaca Rodríguez.

El contrato con el IEO-CSIC tiene una vigencia hasta 2024 y es prorrogable por otros dos años. “La idea de la Aesan es aprovechar el trabajo que realizamos en nuestro grupo de cabo Estai sobre fitoplancton tóxico, pero la actividad principal del laboratorio sigue siendo contribuir a la mejora y armonización de los métodos de análisis de biotoxinas para que todos los países sigan los mismos protocolos y todo sea comparable y homologable dentro de la UE”, explica su director.

Además, también tiene que dar apoyo a todos los laboratorios nacionales, atendiendo sus dudas y consultas y llevando a cabo cursos de formación, así como asesorar a terceros países para garantizar que todos los productos marinos que llegan a la UE cumplen los estándares requeridos.

Del laboratorio vigués han salido técnicas químicas de cromatografía y espectrometría de masas acreditadas en toda Europa para la detección de toxinas amnésicas, lipofílicas y paralizantes, bien conocidas en Galicia como responsables del cierre de bateas y bancos marisqueros. “Es un tema que está en continua ebullición, sobre todo, ahora por los cambios ambientales. Y los métodos no son estáticos porque los equipamientos van mejorando, aparecen nuevas posibilidades y hay que avanzar. Y desde el laboratorio, además de centrarnos en las toxinas sobre las que ya existe una legislación, tenemos que ir introduciendo problemas nuevos que ya son prioritarios como las ciguatoxinas y las tetrodotoxinas”, apunta.

El equipo anterior del laboratorio puso a punto un método para la detección de estas últimas neurotoxinas, causadas por bacterias y altamente peligrosas. Ya se han detectado en moluscos en Países Bajos y también en Portugal: “Se acumulan en ciertas especies como el pez globo, más propio de aguas cálidas pero que también se captura ocasionalmente en nuestras costas. Hay que avanzar en el desarrollo de técnicas oficiales, pero esto requiere intercomparaciones y validaciones de años con una red de laboratorios”.

Cada año, los centros nacionales se reúnen para discutir las prioridades de trabajo. El workshop de 2022 se hizo en Vigo y el de este año será en Salónica (Grecia) en octubre. También es una oportunidad para compartir conocimiento y además se dan a conocer los resultados de las pruebas anuales que el EURLMB hace a todos ellos para comprobar que aplican las técnicas de forma correcta. El propio laboratorio de referencia debe someterse a acreditaciones europeas y auditorías.

“Son muchas tareas para ocho personas, pero lo hacemos fenomenal con los recursos que tenemos. En septiembre incorporaremos al equipo dos trabajadoras más, aunque la Comisión Europea ya nos ha dicho que el presupuesto para 2023-24 será el mismo”, avanza Rodríguez.

Muestreos periódicos en aguas gallegas para detectar posibles amenazas

El nuevo acuerdo con el IEO-CSIC facilita la colaboración del laboratorio con investigadores del Oceanográfico vigués, así como el acceso a su rica colección de cultivos de fitoplancton para la puesta a punto de métodos o validaciones. “Además de la experiencia de nuestro grupo, también aportamos los contactos con otras instituciones y expertos, lo que abre muchas puertas para avanzar más rápido e incluso para que el personal del EURLMB pueda formarse en otros países y laboratorios”, destaca Rodríguez.

El equipo también hace investigación y participa, junto a otras instituciones, en un proyecto nacional recién concedido y liderado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de Cataluña relacionado con el manejo y gestión de las ciguatoxinas.

Hasta el momento, solo han causado intoxicaciones alimentarias en Canarias y la legislación ya ha fijado especies de peces, tallas y pesos de riesgo para prohibir su comercialización. Pero todavía falta un método oficial estandarizado. Ésta es precisamente otra de las líneas prioritarias de la red de laboratorios nacionales.

Recientemente, el EURLMB de Vigo también puso en marcha, en colaboración con el Intecmar y el CIMA de Vilaxoán, un proyecto financiado por la Xunta para el control y seguimiento de las costas gallegas: “A partir de muestreos periódicos realizados por su personal y el nuestro hacemos un cribado de toxinas tanto en organismos de interés comercial, almejas o mejillones, entre otros, como en lapas, erizos o caramuxos. También los hemos hecho en peces e invertebrados con la colaboración de investigadores del IEO. Utilizamos sistemas de detección con unos límites muy bajos y aparecen muchos compuestos, aunque en bajas concentraciones”.

“Buscamos todo tipo de toxinas, desde las que producen los cierres, a otras como yesotoxinas o azaspirácidos, que en otros países como Irlanda han generado problemas. Son emergentes, no reguladas todavía, pero aparecen en niveles bajos. Y lo interesante es tener estas líneas de base para detectar si hay problemas y si se producen cambios con el tiempo”, destaca Francisco Rodríguez.

El equipo actual del EURLMB está formado por Francisco Rodríguez, director científico-técnico; Begoña Ben Gigirey, directora técnica; Sabrina Otero Romero, jefa de servicio; Verónica Rey López, responsable técnica; Mónica Cid Moure, responsable técnica; María Barreiro Miranda, ayudante de investigación; Samuel Rodríguez Lomba, técnico de calidad; Marisa Ortiz Montes, administrativa; y Pilar Alemparte Fernández, administrativa (no aparece en las fotos de este reportaje).