Urbano Medraño: adiós a uno de los líderes de la huelga del 72 en Vigo que pagó su lucha con la cárcel

Fue el hombre que falleció el pasado lunes en Teis al ser atropellado por una furgoneta tras haberse desvanecido en la vía pública

El que fuera un activista del sindicalismo y carpintero en Vulcano paso dos años entre rejas después de ser blanco prioritario de la represión franquista

Una imagen de Urbano Medraño de los años 70 que ilustra el artículo que Faro de Vigo publicó en 1995.

Una imagen de Urbano Medraño de los años 70 que ilustra el artículo que Faro de Vigo publicó en 1995.

Marta Clavero

Marta Clavero

Un hombre de 76 años murió este pasado lunes en Vigo atropellado por un vehículo tras haber caído a la vía. Ocurrió a la altura del 184 de la calle Sanjurjo Badía. Había sufrido un desvanecimiento en medio de la calzada, y una furgoneta no pudo evitar colisionar contra él. Era Urbano Medraño, referente histórico de la lucha sindical que dejaba al pie de esa calle toda una vida dedicada a la defensa de la justicia social y obrera.

Y fue, precisamente, en el barrio de Teis, su lugar natural -allí nació y trabajó como reputado carpintero naval de Vulcano-, donde la vida le dio la espalda a uno de los nombres más destacados en la historia del activismo vigués, protagonista en las revueltas laborales de 1972.

Nacido en el seno de una familia humilde el 14 de noviembre de 1946, a muy temprana edad comenzó a trabajar en la construcción de embarcaciones, profesión que desarrolló durante más de 40 años en el astillero de Teis. Su vertiente reivindicativa e ideológica le llevó a integrarse en el Partido Comunista de España (PCE), dentro de la sección obrera. Excompañeros del astillero, amistades, familiares y miembros del activismo con el que Urbano se identificaba le incluyen en la mejor estirpe del proletariado gallego más combativo de los setenta.

Participó activamente en la huelga general revolucionaria de septiembre de 1972, que fue blanco prioritario de la represión fascista. Tenía 26 años.

"La orden de busca y captura le había empujado a dormir sesenta noches al raso. Los montes de Tui, Oia y Porriño fueron durante ese interminable tiempo su morada más segura. Allí estaba a salvo de las porras de los grises.Pese a la caridad de los paisanos -que le surtían de alimento en la creencia de que se trataba de un pobre hombre al que habían echado de casa-la situación había llegado a un punto insoportable. Por fin, una soleada mañana de noviembre tomó la decisión: "Me entrego". No más montes, no más escondrijos miserables, adiós a la compañía de las ratas. "Basta de huir", replicó". Así arranca el reportaje que el ahora director de Faro de Vigo, Rogelio Garrido, firmó el 27 de octubre de 1995 en las páginas del decano. Tras estar dos meses prófugo entre casas de camaradas, amistades y las montañas del sur de Galicia, se entregó en los juzgados de Vigo el 8 de noviembre de 1972.

Una historia, que formaba parte de un especial sobre la 'Transición en Galicia', que relata esos casi dos años de represalia franquista entre rejas de Urbano, en la que cuenta detalles y anécdotas que rodearon a los hechos y que definen la marcada personalidad que atesoraba este hombre. Por ejemplo, recuerda que quería comer "un taco" antes de entrar en prisión. El juez "entre indignado e incrédulo" -reza el artículo de Garrido-, le dijo: "Ya comerá dentro de la cárcel". Pero Urbano no desistió: "La comida de la cárcel es una mierda. Si me lo permite voy a comer un taquito al Flamingo y vengo ahora. Además, así les ahorro una comida". El desenlace de esa conversación y de todo el escrito periodístico que publicó Faro hace ahora casi tres décadas -Urbano tenía entonces 48 años- está recogido en estas páginas (fotos del artículo):

Primera parte de la doble página del artículo sobre Urbano Medraño publicado en 1995 en Faro de Vigo.

Primera parte de la doble página del artículo sobre Urbano Medraño publicado en 1995 en Faro de Vigo.

Segunda parte de la doble página del artículo sobre Urbano Medraño publicado en 1995 en Faro de Vigo.

Segunda parte de la doble página del artículo sobre Urbano Medraño publicado en 1995 en Faro de Vigo.

Estuvo preso cuatro meses en la cárcel de la ciudad, y posteriormente enviado a Carabanchel. Juzgado por el Tribunal de Orden Público (TOP) a comienzos del 73, cumplió su condena en Madrid, A Coruña y Pontevedra. El 24 de octubre de 1974 salió de la cárcel y días después volvió a su puesto de trabajo en Vulcano, gracias a la ayuda de sus compañeros y camaradas de la factoría que presionaron para su vuelta con una huelga, ante las reservas de la dirección para readmitirle.

Agora Galicia-Unidade Popular, la 'organizaçom socialista e feminista galega de libertaçom nacional' como así se define, ha difundido en su perfil de Twitter un hilo a modo de 'In Memoriam', recordando la figura de Medraño, del que lamentan su muerte, y que concluye, destacando su decepción "com o pacto carrilhista da restauraçom bourbónica", que le hizo abandonar el PCE, pasando a colaborar con el comunismo revolucionario.

Urbano Medraño, conocido entre sus allegados como "Bano", fue incinerado este pasado miércoles 2 de agosto en el tanatorio de Pereiró, donde fue despedido por familiares, amigos y camaradas. Era viúdo de Teresa González con la que tuvo cuatro hijos y siete nietos. Una frase encabezó su esquela: "Non hai volta atrás, só queda este presente de néboa permanente e un ollo de boi pendurado na parede...”.