Las mujeres de Alfageme, icono obrero de la ciudad

La nueva investigación del Proyecto Sereas, liderada por Mónica Carballal, constata la abrupta brecha salarial existente en la fábrica de conservas en el primer franquismo

La investigadora Mónica Carballal en el Museo Anfaco con una publicidad de la conservera Alfageme.

La investigadora Mónica Carballal en el Museo Anfaco con una publicidad de la conservera Alfageme. / ALBA VILLAR

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Buceando en el archivo de la fábrica, rescató las fichas del personal que trabajó en ella durante las primeras décadas del franquismo y, revisando las diferentes categorías establecidas en la conservera Bernardo Alfageme, Mónica Carballal logró constatar una realidad que, casi un siglo después, sigue estando vigente en la sociedad: la brecha salarial entre hombres y mujeres. Sobre la mesa, la investigadora decidió comparar el jornal diario que obtenía uno de los obreros de rango más bajo, como eran los soldadores, frente al de las denominadas obreras de segunda, y lo que descubrió es que la diferencia salarial rondaba el 30%, una desigualdad que se tornaba más abrupta a medida que los trabajadores escalaban de categoría, de manera que el salario de una mujer escribiente llegaba a ser en la fábrica hasta un 70% inferior que el de un compañero varón de su misma categoría.

Pescantinas en el centro de Vigo, en el año 1955.

Pescantinas en el centro de Vigo, en el año 1955. / FdV

Tras haber realizado un máster en Historia contemporánea, Mónica Carballal se decantó por elaborar su trabajo de fin de estudios centrándolo en el papel femenino en las industrias pesquero-marítimas para dar así visibilidad a las importantes aportaciones de las mujeres en este sector. Fue así cómo logró acceder al programa de prácticas no laborales remuneradas Estadía Sereas 2023, convocado por Fundamar y Funpromar (Museo Anfaco de la industria conservera), cuya prioridad es poner el foco en la recuperación de la memoria histórica de las mujeres del mar y otorgarles el valor que corresponde. Mónica Carballal apostó por estudiar de forma pormenorizada la brecha salarial en la fábrica de Alfageme y también dirigió su mirada con perspectiva de género hacia la lonja viguesa en el primer franquismo.

La historiadora explica que “lo que se puede comprobar con mi investigación es que aquel discurso de la dictadura en el que se hacía pensar que la mujer se quedaba en casa para dedicarse a la familia, en realidad, no era cierto. Las mujeres obreras necesitaban trabajar, e iban a trabajar, para aportar ingresos a la economía familiar. Que la mujer se incorpora al mercado laboral con la llegada de la democracia, no es del todo cierto, porque la participación femenina en fábricas como la de Alfageme era masiva a principios del franquismo”, indica Carballal.

La participación femenina en fábricas como la de Alfageme era masiva a principios del franquismo

En cuanto a la conservera viguesa, esta investigadora comenta que la brecha salarial no fue la única desigualdad que encontró, puesto que las mujeres de Alfageme también se tenían que enfrentar al techo de cristal. Mónica Carballal apunta que “muchas chicas que entraban a trabajar a los 14 o 15 años para aprender el oficio pasaban mucho más tiempo en la categoría de aprendices que los chicos de su misma edad. Lo mismo sucedía a la hora de ascender en la empresa: mientras que los hombres que trabajaban como auxiliares automáticamente ascendían a los dos años, las mujeres podían llegar a pasar hasta una década en dicha categoría”.

El estudio también centró su atención en la industria extractiva en la ciudad y, en este ámbito, la investigadora de Sereas 2023 se encontró con la dificultad de que, al ser una actividad “informal”, era imposible cuantificar el número de mujeres que participaban en ella, sin embargo, Carballal logró dilucidar que eran los hombres los que efectuaban la compra y subasta de pescado en la lonja, mientras que la venta ambulante era prácticamente tarea exclusiva de las mujeres de la ciudad.

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