Desalojados en Vigo: “Llevábamos más de un año avisando de las grietas”

Una empresa y dos familias, una con tres menores de edad, son desalojadas por amenaza de derrumbe de su edificio en el centro

Tristeza, preocupación, fastidio... pero también mucha rabia y frustración. Así se sienten las dos familias que tuvieron que ser desalojadas ayer por la mañana del edificio que se levanta en el número 5 de Serafín Avendaño, con bajo y cinco alturas, entre Areal y la rotonda con pantalla led de la céntrica Rosalía de Castro, después de que se produjesen desprendimientos en su fachada principal, con grietas importantes. El sillar de una cornisa quedó colgado sobre unos cables, con riesgo de caer en la acera, por lo que los bomberos lo retiraron. También acudieron al lugar efectivos de la Policía Local. Se precintó el entorno, se cortó la calle al tráfico y se apuntaló parte del bloque, al que le colocaron testigos, según trasladaron fuentes del Concello de Vigo. Su estado se valora hoy.

En la parcela contigua, donde se levantaban antaño las instalaciones de Conservas Mauro Alonso, la constructora Desarrolla ejecuta las obras para dar vida a cuatro plantas de sótano y un edificio de 52 pisos. Promueve la actuación Seagull Real Estate, que también firma la rehabilitación del número 11 de la calle Uruguay y proyectos en A Coruña. Se trata de un fondo inmobiliario con capital gallego constituido a finales de 2018. Trabaja en Serafín Avendaño con Desarrolla y Ünique –firma comercializadora– y como banco comercializador tiene a Andbank España.

Detalle de la cornisa desprendida

Detalle de la cornisa desprendida / FDV

Los residentes –dos familias: viven en el tercero y el quinto (con tres menores)– regresaron por la tarde a sus hogares para recoger lo más importante. Lo hicieron por turnos y acompañados por personal de la constructora y la Policía Local. Pasarán los próximos días en un hotel y un apartamento, respectivamente. También acudió la propietaria del cuarto, que no habita en el edificio y lo iba a hacer desde mañana, y los trabajadores de la empresa que se aloja en el bajo y la segunda planta, Suflenorsa, que prefirieron no hacer declaraciones. La primera planta, según informaron los vecinos a este periódico, se encuentra en proceso de embargo.

Fidel Besada, vecino del ático, explicaba a FARO minutos antes de subir a recoger ropa, biberones y la cuna de uno de sus hijos –son de 2, 4 y 8 años; también reside la mujer– que tanto la promotora como la constructora “estaban avisadas” de que las obras en el solar de al lado estaban provocando desperfectos en su edificio. “Les da igual. Su intención es acabar cuanto antes. Nuestra seguridad no forma parte de sus prioridades”, anotaba antes de subrayar que, a través de un técnico y un abogado, intentaron contactar con los responsables de los trabajos. “Su respuesta fue que los daños no los repararían hasta que la obra estuviese terminada. Dimos parte al seguro de todo: la aseguradora nos comentó que, como no ofrecían soluciones ni promotora ni constructora, que optaba por la vía judicial”, comentaba.

Desalojan y apuntalan un edificio de Vigo tras un desprendimiento

Borja Melchor

Recordaba que, en noviembre, el edificio se inclinó “unos 6 centímetros” hacia el terreno de las obras. “Ocurrió en la época en la que llovió mucho. En la parcela, cada vez que excavan, sale muchísima agua por todos los lados. Un vecino del centro me comentó que, en esta zona, hay un manantial”, señalaba. La noticia del desalojo lo sorprendió en casa. “Me avisó el técnico que contratamos de que estaban los bomberos y la Policía Local abajo, que había que salir del edificio y me asusté. Cuando salí, ya vi todo y alerté a los vecinos del tercero”, resumía.

Fidel y su mujer compraron la vivienda en junio de 2020 y la reformaron durante seis meses. Quedó impecable. Ahora, el protagonismo se lo llevan las grietas y, durante un tiempo –en principio, hasta el lunes, aunque no estaba seguro de que acabará siendo así–, no podrán disfrutar de su hogar. Vivirán en un apartamento destinado a alquiler vacacional que les proporciona la constructora en Policarpo Sanz, a unos 10 minutos a pie. “El coche lo aparcamos en un garaje cercano cerca de Serafín Avendaño, no sabemos si nos ofrecerán una solución. Y nos queda más lejos el colegio de los pequeños”, añadía. Reconocía estar “jodido” por todo lo sucedido: “Mi mujer está muy afectada, es un problemón, pero no queda otra que tirar para adelante”.

Justo después de salir con una bolsa y una maleta, Guillermo González se sentía más aliviado tras tener consigo sus 17 discos duros, cámaras, ordenadores, un dron y los sliders –utensilio para el movimiento de cámaras–. “Soy fotógrafo y videógrafo. También recogí algo de ropa”, comentaba. Reside en el tercero con su mujer y su cuñada, que llegaron al lugar mientras hacía declaraciones a este periódico.

Llevamos un año y medio denunciando que había grietas en las casas y que no nos daban soluciones. Y, cada vez, hay más. Acabo de subir y ya hay grietas nuevas. Están excavando al lado de nuestro edificio para crear cuatro plantas de sótano y les cuesta muchísimo sacar el agua de ahí. Están soportando el edificio con unas piezas metálicas grandes”, detallaba. Mientras no sea seguro vivir en su hogar, habitarán en el Hotel NH Collection Vigo de la calle García Barbón, a poco menos de 10 minutos caminando. 

El desalojo del edificio persigue proteger a los vecinos en caso de desperfectos mayores o, en última instancia, derrumbe. Precisamente, el pasado martes, un bloque de viviendas en Teruel se vino abajo en cuestión de segundos poco después de que fuese abandonado por el último residente.

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