Entrevista |

“Siento predilección por ofrecer al público algo que desconozca”

El maestro guía hoy a la orquesta gallega en la última cita de su temporada en Vigo

El maestro Jordi Francés.

El maestro Jordi Francés. / A. Blasco

El maestro alicantino Jordi Francés se sube por primera vez a un escenario gallego con la batuta en la mano esta noche, como director invitado de la Real Filharmonía de Galicia y en el concierto de clausura de la temporada de esta orquesta en la ciudad. Se ha encontrado con una agrupación “muy maja, muy amable, abierta a las ideas, flexible”, con la que ha tenido “muy buen contacto”. La cita es hoy, a las 20 horas, en el teatro Afundación.

–Dirige un programa titulado “Novos horizontes”. ¿Cómo lo describiría?

–Son tres compositore que, cada uno a su manera y en su mundo sonoro, se preocupó mucho de explorar nuevos horizontes. Prácticamente toda la obra de Ligeti se centra en una exploración de nuevas maneras de hacer música. La que tocamos es de los años 50, cuando todavía explora la música folclórica de su región, que ha sufrido siempre movimientos de fronteras: Rumanía, Hungría... En este concierto [Romanés], aún mira hacia los grandes referentes de su país –Bartok, Kodály... –, a pesar de tener ya una firma muy clara, ese discurso subversivo y gamberro. Luego, de Shostakovich tocamos la Sinfonía de Cámara, que es una ampliación para orquesta de cuerdas de su cuarteto mítico, el número 8. Durante toda su carrera ha tratado de llevar muy lejos la sinfonía, de explorar nuevas formas en la realidad histórica tan complicada que le tocó vivir, con Stalin y Lenin y toda esa represión que tenían los creadores. Intentó burlar las censuras, colocando mensajes ocultos. Por último está Schumann, un gran explorador que, especialmente en los años 50, dedicó mucha energía a encontrar nuevos caminos para la sinfonía. Ya había sido muy explorada a principios del XIX, pero él pesaba que todavía tenía cosas que decir.

–Entonces, ¿es un concierto de inconformistas e innovadores?

–De alguna manera, sí. De inconformistas, cada uno a su manera, en su época y su estilo. Ese inconformismo les atormentaba.

–Dice en su biografía que tiene “una mirada amplia sobre el hecho artís tico”. ¿Qué quiere decir?

–Mis intereses no se centran solo en la música, también en el teatro. Cuando dirijo, tengo muy presente la teatralidad de la música y esa procedencia de universos creativos diferentes, como la pintura. Me gusta dotar a las interpretaciones de mucho contenido extramusical. Mi manera de construir tiene mucho de eso. Hago mucha ópera últimamente.

–En su máster de musicología pudo investigar la programación de instituciones públicas. ¿A qué conclusión llegó?

–Tenemos mucho trabajo por hacer, que tiene que ver con cómo concebimos la orquesta como un servicio público y cómo lo comunicamos. También es cierto que se están dando pasos muy interesantes.

–Tiene cierta predilección por la creación contemporánea. ¿Cree que esta ocupa el espacio que merece?

–En realidad, no tengo predilección por la creación contemporánea, sino por ofrecer al público algo que desconozca, ya sea una mirada de la tradición, una nueva obra o una combinación. Ofrecerle un ritual de escucha que dé sentido a esa asamblea que es un concierto. Esa es mi misión. Estar involucrado en tantos conciertos contemporáneos, con estrenos de obras y óperas, es una consecuencia de ese pensar.

–Ha trabajado con muchas de las instituciones educativas musicales más importantes del país. ¿Está cambiando en algo la cantera?

–Sin duda. Veo un futuro muy prometedor. Hay una generación de músicos con una mentalidad muy abierta, dispuestos a muchas más cosas que generaciones anteriores, con muchos menos prejuicios y una preparación técnica descomunal.