La jueza requiere 400.000 euros de fianza al acusado del crimen del hostal de Mondariz

Decreta la apertura de juicio oral contra Miguel Ángel G.M. y, en calidad de responsable civil, dirige la acción contra la FUNGA, entidad pública que tenía encomendada su tutela

El hostal de Mondariz donde ocurrió el crimen: víctima y acusado eran vecinos de habitación.

El hostal de Mondariz donde ocurrió el crimen: víctima y acusado eran vecinos de habitación. / Ricardo Grobas

Marta Fontán

Marta Fontán

El caso del violento crimen ocurrido en un hostal de Mondariz en enero de 2021 ya está preparado para juicio. Ya solo falta que la Audiencia Provincial de Pontevedra active el mecanismo para dar forma al jurado popular que enjuiciará este apuñalamiento y que ponga fecha a la vista oral. Completada la investigación judicial y con los escritos de calificación de la Fiscalía y de la acusación particular ya presentados, en los que se solicita una condena de 17 años de prisión para Miguel Ángel G. M. por la presunta autoría de un delito de asesinato, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ponteareas acaba de dictar el auto en el que decreta la apertura de juicio oral contra el acusado y, como responsable civil, con respecto a la Fundación Pública Galega para a Tutela de Persoas Adultas (FUNGA), una entidad constituida por la Xunta de Galicia que al tiempo de los hechos tenía encomendada la tutela en régimen de curatela del supuesto agresor a raíz de ser incapacitado parcialmente en 2013 tras ser diagnosticado de psicosis esquizofrénica paranoide.

Miguel Ángel G.M.  |  // A.G.

Miguel Ángel G.M. // Anxo Gutiérrez / marta fontán

Miguel Ángel, un ponteareano de 37 años de edad para el que su defensa solicita la libre absolución y que permanece en prisión provisional desde que fue detenido por este crimen, asestó supuestamente entre 80 y 90 puñaladas a su vecino de habitación José Luis Faro Fernández, un hombre de 44 años muy apreciado en Mondariz que llevaba residiendo en el hostal donde fue violentamente asesinado desde 2004. La jueza instructora, en el mismo auto en el que abre juicio, requiere al encausado y, en su caso, a la FUNGA como responsable civil subsidiario para que presten fianza de 400.000 euros de cara a asegurar las responsabilidades pecuniarias que pudieran imponérsele en caso de condena, que en este caso son las indemnizaciones que tanto el fiscal como la abogada de la acusación particular, Cristina Vieira, solicitan para los familiares directos del fallecido. La acusación privada, concretamente, interesa 66.654 euros para la comunidad hereditaria de la madre de la víctima –la mujer falleció este pasado 2022– y 24.995 euros para cada uno de sus nueve hermanos.

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La alerta de este crimen saltó el 22 de enero de 2021. Era viernes y, tras recibir el aviso, diferentes unidades de la Guardia Civil se personaron en el hostal. Allí encontraron el cadáver de un varón que, a primera vista, según hizo constar el Instituto Armado en su atestado, presentaba tres puñaladas. La autopsia arrojaría posteriormente que en realidad habían sido entre 80 y 90 cuchilladas. La víctima era José Luis Faro Fernández, un vecino de Mondariz que llevaba 17 años viviendo en ese establecimiento, donde ocupaba la habitación número 3. En esa época en el hotel solo había otro huésped, que ocupaba la número 2, Miguel Ángel G.M., el que resultó ser el presunto asesino.

José Luis se había quejado semanas antes a la dueña del establecimiento de que Miguel Ángel ponía música a alto volumen por las noches y le molestaba pidiendo tabaco. La mujer relató a los agentes que la interrogaron tras el hallazgo del cadáver que llevaba sin tener noticias del fallecido desde el domingo anterior: no lo veía y su teléfono daba apagado y fuera de cobertura. Extrañada por la ausencia, contó, incluso contactó con vecinos para los que trabajaba como jornalero, pero nadie sabía nada de él. Al tiempo de la desaparición de José Luis ocurrió la del hoy acusado, pero de ese huésped no le pareció tan raro porque, alojado allí a través de la FUNGA, detalló, ya se había ido otras veces. Era un hombre, añadió, con alteraciones emocionales que le hacían cambiar de carácter y personalidad de forma constante.

Unas manchas de sangre en la pared externa de la habitación de José Luis fue lo que llevó finalmente a la propietaria del hostal a avisar a la Guardia Civil. Los agentes, a su llegada, forzaron la puerta y vieron más sangre en el dormitorio. Tras una inspección por toda la edificación, hallaron el cadáver en un semisótano lóbrego anexo. El presunto asesino fue detenido al día siguiente en un hotel de Vigo donde se ocultaba. Los investigadores averiguaron que el fallecido había sido supuestamente amenazado por el sospechoso – “te voy a pasar por la piedra”– y que también días antes del crimen –el 9 de enero– el acusado compró un cuchillo de cocina en un bazar de Ponteareas donde tuvo un incidente con una dependienta a la que amenazó con el arma desde el exterior del local.

"Incumplimiento" en la toma de medicación

El fiscal no lo hace, pero la acusación particular sí pide expresamente en su escrito de calificación de que de las indemnizaciones responda subsidiariamente la FUNGA, ya que, se expone, “pese a encontrarse el acusado en el momento de cometer los hechos bajo la curatela” de dicha entidad y conocer sus circunstancias, “especialmente su incumplimiento de la toma de medicación [para la patología mental que sufría] con su predisposición a descompensaciones periódicas y trastornos de conducta, no realizó actividad alguna para el ejercicio efectivo de sus obligaciones en relación con el acusado, pese a la situación de riesgo que podría entrañar para sí mismo o para terceros [...]”.

Esta entidad debía velar por el encausado en régimen de curatela a raíz del procedimiento judicial que le incapacitó parcialmente hace ya una década. Y es que por la patología psiquiátrica y la situación social del presunto agresor, se consideró que si bien éste podía realizar las actividades más básicas de la vida “por sí solo”, necesitaba de supervisión para aspectos clave del día a día, determinándose en su día que la FUNGA era la entidad más apta “para el cuidado y atención personal” del procesado, así como para “la administración de su patrimonio y suministro de la medicación”. La acusación expone en su escrito que, pese a esta obligación, el ponteareano estaba en una situación de “completo abandono” por parte de dicha fundación.

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Fue en 2009 cuando a Miguel Ángel se le diagnosticó psicosis esquizofrénica paranoide. Sus “risas inmotivadas” o alteraciones de conducta levantaron la alerta y llevaron a la detección de este trastorno “crónico, progresivo e irreversible” por el que precisaba la ayuda y supervisión de una tercera persona para administrar sus bienes o para el control de su salud. El acusado y su hermano, con una discapacidad intelectual leve, vivieron en su día en una asociación de la que acabaron siendo expulsados. Con un historial en 2018, 2019 y 2020 de ingresos hospitalarios por descompensaciones psicóticas al no cumplir con la medicación prescrita, en la época previa al crimen ocurrido en 2021 el presunto asesino alternó tiempos en las que vivió en hoteles o en la calle.

Una ONG de Ponteareas que le ayudaba avisó sobre la situación del hoy acusado, según hace constar la acusación particular en su escrito. “Consideramos que no se tuvieron en cuenta nuestras advertencias del peligro al que Miguel estaba sometido. Estas advertencias fueron dirigidas en tres direcciones: FUNGA, Sergas y Servicios Sociales de Ponteareas. Concluimos que su realidad social quedó abandonada por parte de las administraciones públicas responsables tanto en el ámbito sanitario como en el social que eran conocedoras de esta situación”, expuso dicha organización en un informe que consta en el sumario. La asociación había avisado en 2020 del “empeoramiento de la vida” y el “deterioro psiquiátrico” del hombre. Unos meses antes del crimen, cita también la acusación particular, el procesado protagonizó dos episodios violentos que considera que fueron “premonitorios” del asesinato: uno en el que agredió supuestamente a la propietaria de otro hotel donde estuvo alojado y otro con su padre.

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