El cohousing para un envejecimiento activo tendrá 40 viviendas y abrirá en Porto do Molle en 2027

El proyecto cuenta ya con 32 socios con una edad media de 62 años | Contará con un área de cuidados con consulta médica

Socios de la cooperativa Ancoradoiro e interesados en el proyecto visitan los terrenos de Porto do Molle (Nigrán) donde se instalarán. |

Socios de la cooperativa Ancoradoiro e interesados en el proyecto visitan los terrenos de Porto do Molle (Nigrán) donde se instalarán. | / Carlos Ponce

Un edificio y una comunidad en la que poder envejecer juntos de forma colaborativa en el conocido como cohousing para mayores. Es el proyecto por el que lleva luchando desde 2017 la cooperativa Ancoradoiro, formada por un grupo de socios de Vigo y su entorno. Desde que se dio a conocer, más de ochocientas personas se han interesado en formar parte de esta iniciativa de envejecimiento activo, pensada, tal y como indican sus impulsores, para trabajadores que estén en transición de su fase activa a la jubilación.

El pasado viernes se celebró una asamblea en la que se admitieron a quince socios nuevos, por lo que son ya 32 los que forman parte de este proyecto que se impulsará en Porto do Molle después de que Zona Franca les ofreciese 10.000 metros cuadrados de superficie en condiciones de compra ventajosas. El objetivo es poder estar viviendo allí ya en el año 2027.

La edad media de los cooperativistas es de 62 años, y la gran mayoría (veinte), son mujeres. Hay que señalar también que entre los miembros del futuro cohousing hay ahora mismo catorce personas solteras y nueve parejas, de profesiones muy diversas, con intereses variados y de diferentes situaciones económicas. “Queremos un perfil muy activo y vitalista. Entre los que ya estamos, hay artistas, pintores, gente muy metida en el mundo de la música... Y en cuanto al aspecto económico, es un proyecto dirigido a personas con ingresos medios, en torno a los 1.200 euros mensuales”, explica Guillermo García, vocal del consejo rector de la cooperativa Ancoradoiro.

Tal y como trasladan a todas las personas que se interesan en participar en el cohousing, no se trata de algo similar a una residencia, “sino un edificio de convivencia, un grupo social centrado en el cuidado de la persona y en el que ser activo es fundamental”.

Así, por ejemplo, en el plan de necesidades elaborado el estudio Irisarri Piñera se establecen multitud de espacios comunes, como una sala magna para unas ochenta personas para el desarrollo de actos sociales, un comedor común, una lavandería donde se haga la colada de todos los convivientes (no habrá lavadora en los módulos habitacionales), una biblioteca, salas para la realización de talleres artísticos, una cocina común y, también, una sala de cuidados, que es una de las partes fundamentales de este cohousing, y que se plantea como un área de convalecencia a la que puede acudir cualquier miembro si se encuentra mal y en la que será atendido por un médico.

En cuanto a los módulos habitacionales, se plantea un tamaño estándar para cada una de ellas de cincuenta metros cuadrados (la idea no es estar encerrados en ella, sino compartir actividades con el resto de miembros del cohousing). Tendrán una habitación adaptada a las necesidades de movilidad con división del espacio de convivencia para incorporar ocasionalmente un segundo dormitorio. La cocina y el salón formarán un espacio único, habrá terraza o balcón exterior y un baño con todas las comodidades.

Respecto a la edificación, el borrador del anteproyecto recoge que la idea es construir dos bloques con pasarela equipada. Las áreas de cuidado, salas y servicios comunes estarían en la planta cero y los espacios habitacionales en la 1, 2 y 3.

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