La asociación de vecinos de Lavadores lanza un SOS: “Sin socios, nos morimos”

El colectivo, en “alto riesgo de cierre”, pide la colaboración vecinal ahogada por las deudas y alza de gastos

El emblemático edificio de la AA VV de Lavadores, en Ramón Nieto, con sus carteles.

El emblemático edificio de la AA VV de Lavadores, en Ramón Nieto, con sus carteles. / Alba Villar

La industria, el sector naval o el metal son motores de la ciudad. Pero uno de sus pulmones, por el que insufla vida día a día, es el movimiento vecinal. Desde el Casco Vello hasta Navia, pasando por Cabral, Matamá, Bembrive, Teis o Beade para terminar por Coruxo o Saiáns, no hay barrio o parroquia que no se sume a este asociacionismo, organizando en sus instalaciones actividades, principalmente culturales, pero también formativas, deportivas o lúdicas. En 1975 un grupo de vecinos de la zona de Lavadores también se unieron para representar y velar por los intereses de su vecindad. Casi medio siglo después, este colectivo podría estar escribiendo sus últimas líneas en la historia de la ciudad.

¿El motivo? Las deudas, el incremento de precios, y muy especialmente, la sangría de socios. “La gente se ha desentendido, muchas veces sin querer, de la asociación. Ven las puertas abiertas a diario y se piensan que todo está y marcha bien, pero no es así. Actualmente tenemos un total de 428 personas que, siendo socios, pagan la cuota, que son 40 euros al año. Hace muchos años, la cifra superaba el millar, aunque también diré que vivimos épocas peores”, recuerda Antonio Rodríguez, presidente desde 2021 de la AA VV de Lavadores.

VIGO, ASOCIACION DE VECINOS DE LAVADORES. CARTEL PIDIENDO AYUDA PARA SALVAR LA ASOCIACION

VIGO, ASOCIACION DE VECINOS DE LAVADORES. CARTEL PIDIENDO AYUDA PARA SALVAR LA ASOCIACION / ALBA VILLAR

Esta situación ha llegado a tal límite que desde la asociación vieron peligrar su continuidad. Por ello, los dos carteles que desde hace varios días coronan su emblemático edificio, en la calle Ramón Nieto, en los que piden la ayuda vecinal para poder continuar. “A asociación de veciños de Lavadores está en alto risco de peche. Necesitamos vosa axuda. Fai un donativo, necesitamos voluntarios. Faite socio”, rezan los carteles. “Sabemos que es una situación complicada, que el asociacionismo de antaño se ha perdido y cuesta encontrar gente nueva o joven que se una, gente preocupada por el barrio. Pero esto es necesario, somos necesarios para velar por los derechos y necesidades de los vecinos. Ofrecemos actividades muy interesantes, tanto de ocio como culturales y hasta de conciliación para las familias. Procuramos el bien común pero sin gente, esto no tiene sentido”, lamenta Rodríguez.

Dinero de su bolsillo

Cuenta el actual presidente que en 2021 se produjo un cambio de directiva y la situación con la que se encontraron no era la esperada. “Había en la cuenta -88 euros y con el edificio hipotecado. Nos encontramos una asociación sin un duro y casi sin masa social. Cuando cogimos las riendas éramos solo 250 socios. Por eso nuestro objetivo pasa por recuperarlos, no tenemos otro futuro. Podemos solicitar subvenciones, que se conceden solo si las cuenta están correctas y no hay deudas, pero son socios una asociación de vecinos no tiene sentido alguno. Fíjate si la situación que encontramos era tan mala que hemos tenido que hacer frente a pagos de nuestro propio bolsillo”, relata Antonio Rodríguez.

Cincuenta aniversario

Reconocen que en este año y medio que lleva junto con el resto de directiva al frente de la asociación la situación económica ha mejorado. “Hemos ido tirando a pesar de estar en la cuerda floja. No queremos que una AA VV como Lavadores desaparezca; no me atrevo a decir que somos la más antigua pero sí estamos entre las más antiguas. En dos años cumplimos nuestro cincuenta aniversario y queremos poder celebrarlo. Sería un desastre que tuviéramos que echar el cierre”, amplía Rodríguez.

Actividades

Entre las múltiples actividades que ofrece el colectivo a sus socios, que solo una cuota de 40 euros al año, destaca un espacio de ocio para niños de entre 6 a 12 años que favorezca la conciliación de las familias. “Realmente esto no es una empresa, no venimos aquí a lucrarnos sino a ayudar al vecino, pero también necesitamos que el vecino nos ayude. Estas asociaciones son fundamentales para los barrios, denunciamos situaciones precarias y a través de nosotros pueden canalizar cualquier problema y nosotros hacérselo llegar al Ayuntamiento. Y hablo por nosotros pero las demás asociaciones vecinales también lo están pasando mal y su función es imprescindible. Necesitamos que se nos eche una mano”, sentencia Rodríguez.

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