Gran Vigo

A la analógica aún le queda carrete: los jóvenes recuperan la moda de estas cámaras

Las tiendas de fotografía certifican un “boom” de ventas de cámaras desechables entre los jóvenes | Los carretes para digitalizar triunfan en verano, bodas y fechas navideñas

María G. San Narciso

La demanda de carretes, cámaras analógicas y publicaciones sobre este tipo de fotografías supera con creces a la capacidad de producción de esta industria y la oferta en las tiendas especializadas. Podría parecer una noticia de hace varias décadas, pero es la última moda entre los más jóvenes.

En la era de los stories de Instagram con ubicaciones en tiempo real y de las carpetas compartidas en la nube para ir subiendo instantáneamente los recuerdos de un viaje, las nuevas generaciones han echado el freno y se han abrazado a una tecnología que parecía condenada a desaparecer o reducirse a la nostalgia.

Se trata de todo un fenómeno social que en los dos últimos años no ha dejado de crecer y que sigue sorprendiendo a los más veteranos del sector. Es el caso de Fotoelíptica, donde reconocen que están en una “semana ajetreada” ante la cantidad de pedidos que están recibiendo.

Las fiestas navideñas suponen su segundo gran pico de ventas de carretes de 35 mm –en verano vendieron “centenares, fue una locura”– y cámaras desechables que permiten sacar hasta una treintena de fotos.

Su precio –40 euros en las más sencillas– y facilidad de uso han permitido que se convierta en un clásico para regalos de cumpleaños, pero también en bodas y otras celebraciones. Javier Esterón, responsable de la tienda ubicada en la calle Bolivia, señala que han sido los propios novios los que en los enlaces han comenzado a dejar una cámara en cada mesa de invitados ya que “todo el mundo las saca con el móvil y al final ellos no tienen ninguna de recuerdo”.

Los negativos son digitalizados y enviados por correo electrónico. 20 diciembre 2022. Marta G. Brea

Los negativos son digitalizados y enviados por correo electrónico. / Marta G. Brea

Sin embargo, son los jóvenes de entre 16 y 30 años los que arrasan con este tipo de existencias. Frente a la inmediatez de cualquier teléfono móvil o incluso las cámaras digitales que llenaban Tuenti, Fotolog o Facebook hace una década, las nuevas generaciones optan por “macerar” esos recuerdos y no verlos hasta que se completen.

El 95% optan por la digitalización completa a través de WeTransfer o un pen drive, aunque las más importantes siguen siendo relevadas. Prueba de esta brecha generacional es que cuando desde la tienda les indican que si quieren pueden pasar por ella también a recoger los negativos, los clientes preguntan qué son.

Cambio de tendencia

Se trata del segundo regreso a los formatos analógicos de los más jóvenes. Hace “tres o cuatro años” se popularizaron las cámaras tipo Polaroid que permitían obtener una copia impresa al instante. Y aunque modelos como las Fuji Instant siguen teniendo su mercado, han sido desplazadas por las desechables que con una treintena de fotos suponen el bautismo en este tipo de fotografía para los millennials y miembros de la Generación Z.

Desde las tiendas recuerdan las limitaciones de este tipo de cámaras y apuntan a que en la gran mayoría de los casos es necesario usar el flash para que no queden oscuras o borrosas.

El aumento de la demanda provocado que “los proveedores no den abasto, no solo en España”. Kodak, la histórica compañía que domina este mercado, ha contratado a más de 300 trabajadores en el último año. Y es que a estas fotos les queda carrete para rato.

¿Una generación nostálgica?

Sobre este fenómeno generacional hay una potente base sociológica. El fotógrafo profesional Nicolás Llaseras opina que tiene un punto nostálgico, de recuperar lo que hacían tus padres y abuelos. “Tenemos que pensar en cómo hemos visto las imágenes y cómo transmitimos las memorias. Por eso, muchas veces uno piensa en términos de películas. Cuando echamos la vista hacia atrás no vemos los recuerdos en 4K, ni en Full HD, ni en HDR”.

Además cree que lo que “ha pasado al final es que la gente se ha cansado”. Explica que esta generación ha nacido con un teléfono con cámara de fotos en la mano, lo que lleva a la inmediatez para la comunicación y, a su vez, que “la privacidad y el tiempo para uno mismo sea inexistente”.

“La fotografía analógica trae justo lo contrario. Las fotos ya no las vas a ver hoy, sino que vas a tener que esperar una semana, un mes o más si el carrete dura varios viajes. Y ese es el mayor interés para la gente: “parar un poco la velocidad”.

Asunción Soriano, coautora del libro 'De los Zeta a los Silver', señala que uno de los motivos por los que esta afición atrae a los centennials es que se trata de “la primera generación que no es rupturista”. “Les gusta mirar, buscar y explorar cosas del pasado. Yo creo que las generaciones anteriores éramos mucho más radicales. Esta no; esta coge lo que haga falta.

El segundo motivo es que “hay una cierta fatiga tecnológica que hace que vuelvan a mirar otros instrumentos, otras herramientas que son más reales”.

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