Aquel aeródromo del Cerval ejemplar sito entre Valença y Vilanova, desarrollado por un grupo de pilotos españoles tras tener que abandonar la pista de la Lanzada, es hoy un pequeño infierno entre insultos, amenazas, alguna agresión física e incluso daño en algún avión, ante la indiferencia de las autoridades portuguesas camerales, que miran hacia otro lado. Hace tiempo que no veía al empresario vigués Maximiliano Massip, hombre todo cabal, siempre dialogante, y lo vi tremendamente preocupado porque ese aeródromo abierto hace 30 años, al que luego se sumaron pilotos portugueses y vivió años de expansión maravillosa hasta convertirse en uno de los mayores de la península ibérica en su categoría, ha roto su ejemplo de europeísmo pionero, de relaciones transfronterizas Galicia-Portugal. Me lo contó escéptico por el incumplimiento reiterado de la sentencia del los tribunales portugueses, que avalaron la nueva Directiva del club sin que otros socios, los más portugueses, permitiesen ceder el poder a la directiva legal con Massip presidiendo la Asamblea General, el vigués Óscar Rodríguez el Consejo Fiscal y el alemán Jorg Steyvers la Junta Directiva. ¡Qué pena que una pista de vuelo modelo sea hoy una selva!
Julia Feijoo, al abordaje de la historia de la música gallega
La última vez que le dije algo a Julia Feijoo no pudo contestarme porque estaba en una cuna, aunque creo recordar que alguna vez la vi en su adolescencia con sus padres. La madre, Geles Feijoo, fue un crack como promotora musical a partir de los 80, trayendo a Vigo grupos de peso internacional; al padre, Javi Martínez, lo visteis en grupos como Semen Up y ahora es productor musical. Casi todo Castrelos de este verano ha pasado por sus manos. Hace 30 años que vi en la cuna a la hija, Julia Feijoo, y entretanto ha hecho un admirable y nada fácil recorrido en el que, a su licenciatura en Historia del Arte, ha añadido una especialización en la música, en su historia, en etnomusicología, en percusión que la llevó a grupos como Son de seu o Caramuxo, área en la que coincide con su marido, Guillerme Inacio Costa, músico y estudioso de espléndida trayectoria. Lo último de Julia es que comenzó este mes un contrato de personal investigador en la Universidad de Valladolid que la tendrá cuatro años vinculada a la misma. Claro, es la primera etnomusicóloga titulada en Galicia y en estos 4 años tendrá que dar clases de música tradicional gallega pero, sobre todo, investigar en ese área, en las pandereteiras, en la vocal... . ¡Qué bueno haberla reencontrado!