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Lenta espera en la fachada de la ciudad

Naves industriales abandonadas, insalubridad e incendios recurrentes son algunos de los daños colaterales de una zona gris que ansía una recuperación acorde a su emplazamiento

Entrada abierta de la nave de Frigodis frente al Mar de Vigo. | // L.G.

El incendio el pasado domingo de la antigua nave industrial de Frigoríficos Berbés en Beiramar ha vuelto a traer al primer plano de la opinión pública el ruinoso y decadente estado de la mayoría de antiguas edificaciones empresariales de la calle Jacinto Benavente. Ni es la primera vez que se incendia la misma nave, ni es la única nave que se ha incendiado en los últimos tiempos. La hemeroteca no miente. El barrio que fue, otrora, parte fundamental del motor económico de la pesca gallega, hoy es apenas escombro, basura e insalubridad. Un paseo de extremo a extremo arroja una verdad empírica: la inmensa mayoría de recintos que, antaño, acogieron empresas del sector frigorífico hoy son monumentales cadáveres de piedra y hormigón. Por las grietas del suelo brotan plantas y matojos ventureros que nadie controla y pasean a sus anchas ratas atraídas por un escenario perfecto de ausencia de gente y basura por doquier. El testimonio es común entre los vecinos que todavía viven en la calle paralela, Marqués de Valterra. El Concello tiene planes definidos para este emplazamiento privilegiado, aunque los edificios en mal estado son privados y el tiempo, en lo que concierne a su reformulación, pasa muy despacio.

Nave quemada sin reparar ni demoler en Jacinto Benavente, pasto de suciedad y ratas. | // A. VILLAR

Solo en un tramo de 417 metros en línea recta, entre la conservera Albo y la promoción de la división inmobiliaria de Inveravante, Vigo cuenta con 28.000 metros cuadrados de suelo sin utilizar, en desuso o abandonado. Si se agrega la superficie construida de todas las edificaciones, de nuevo con información oficial del Catastro, la nómina supera holgadamente los 62.000 metros.

La antigua Fribesa, que volvió a arder hace una semana. | // L.G.

Aunque Conservas Albo no es una empresa frigorífica, su caso es sintomático y rompe con una de las reclamaciones más extendidas y repetidas desde ciertas órbitas del sector pesquero: la necesidad de acometer su actividad empresarial junto al mar. Sin ir más lejos, el traslado de Hijos de Carlos Albo y de la también conservera Frinsa a la Plisan ha roto ese paradigma que anteponía las necesidades del sector pesquero al aprovechamiento por parte de la sociedad civil de una de las zonas con más potencial de la ciudad. Pero no son las únicas empresas que han abandonado sus sedes en primera línea de costa. Otros grandes actores del sector también se han ido hacia el interior. Es el caso de los consignatarios de pesca Hermanos Fernández Ibáñez y Frialia Logística, que están en pleno tránsito hacia Mos dejando atrás, poco a poco, sus sedes en Vigo y Chapela, respectivamente. También otra empresa de logística integral del frío como Protea parte desde su antigua central en Marín hacia O Porriño.

Antiguo frigorífico de la empresa Frivigo. | // ALBA VILLAR

La salida de Albo a la nueva factoría, que empezará a producir después del verano, dejará tras de sí otro gran edificio que, si no se toman las medidas adecuadas, amenaza con la misma suerte que la de sus construcciones colindantes.

El conocido como el balcón de Vigo por su proximidad privilegiada a la costa no está libre, ni mucho menos, de la pugna política. La franja de naves industriales de Jacinto Benavente hacia la costa es jurisdicción de la Autoridad Portuaria. Pero de esa calle hacia Marqués de Valterra es asunto de ámbito municipal. De hecho, el Plan Xeral de Ordenación Municipal, en plena tramitación, no ha pasado por alto esta situación. Si finalmente se aprueba, el Concello ha categorizado ese suelo como urbano no consolidado. Según la Lei do solo de Galicia, esto obliga a los propietarios a “ceder obligatoria y gratuitamente al Concello el suelo destinado al sistema local de espacios libres, zonas verdes y equipamientos, y a la administración titular correspondiente, el destinado a viales”.

Es más, desde Alcaldía ya han anunciado en no pocas ocasiones que están “haciendo uno de los grandes ámbitos de Vigo con espacios de uso público”. Fuentes muncipales explican que las futuras edificaciones que allí se proyectengenerarán espacio urbano de calidad, deberán garantizar la calidad urbana de Marqués de Valterra y evitar la conformación de grandes barreras, por lo que tendrán que establecer las aperturas necesarias para evitar el apantallamiento”.

85.500 metros de suelo muerto en una sola calle

En un pequeño paseo de apenas setecientos metros de longitud por la calle Jacinto Benavente desde la fábrica de Conservas Albo hasta la parte trasera del Instituto Politécnico Marítimo Pesqueiro do Atlántico se puede constatar el deterioro de la zona. Son exactamente ocho naves industriales que se encuentran cerradas, abandonadas o en avanzado estado de deterioro estructural. Juntas suman una superficie hábil de algo más de 85.500 metros cuadrados si se cuentan las plantas de cada uno y las alturas hábiles. Según la base de datos del portal de venta de productos inmobiliarios Idealista, el precio medio del metro cuadrado de la zona se encuentra en torno a 2.171 euros. Teniendo en cuenta los metros de suelo paralizado, las potencialidades económicas de la zona superarían con creces los 185 millones de euros en precio de venta. Si bien es cierto que el suelo industrial cotiza por debajo, los planes que el Gobierno local tiene para la zona son, principalmente, la creación de zonas residenciales.

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