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La ciudad con más perros que niños

Las 50.945 mascotas viguesas contrastan con los 49.926 menores de 20 años | La precariedad, clave en este cambio social

Unas madres con sus hijos y un perro, ayer, en el parque del Castro. / JOSÉ LORES

“Hoy en día la gente tiene perros en vez de hijos”. Esta frase, cada vez más repetida en conversaciones informales, queda demostrada con los datos de los censos. Y es que en Vigo, por cada niño menor de 10 años hay dos perros.

Según el Registro Gallego de Identificación de Animales de Compañía (REGIAX) en la ciudad hay un total de 50.945 mascotas censadas, una cifra que no ha dejado de crecer en los últimos años. Según estos datos de la Xunta, los perros son los grandes dominantes con 45.763 inscritos; un 47% más que hace cuatro años. Incluso si tenemos en cuenta los perros de raza potencialmente peligrosa encontramos 1.928 en estos registros.

Y es que la base de la pirámide poblacional de la ciudad, a pesar de ser Navia uno de los barrios más jóvenes de toda Galicia, continúa estrechándose. Hay 2.800 menores de 15 años menos que en 2012, lo que demuestra que las sucesivas crisis económicas y problemas de acceso a la vivienda de los millennials ha frenado el deseo de tener hijos. La falta de ayudas sociales o a la conciliación se suman a la escasez de viviendas en las que formar una familia.

La cifra de nacimientos se ha desplomado hasta haber solamente 10.015 niños con menos de 4 años, en la ciudad un 25% menos que hace una década.

Entre los 5 y los 14 años encontramos 26.260 niños –724 más que hace diez años– pero que hoy en día representan poco más de la mitad de los canes totales de la urbe. De esta forma, vemos como las urgencias veterinarias y las pediátricas empiezan a estar igualadas.

Solamente el grupo que incluye a los mayores de edad crece respecto al año 2012, pasando de 12.716 jóvenes a 13.651 entre los 15 y 19 años.

mascotas en vigo Hugo Barreiro

Cambios en la ciudad

Este proceso, como otros tantos, también se disparó con la pandemia. Más allá de las primeras semanas del confinamiento en las que tener una mascota era uno de los salvoconductos más explotados para poder salir a la calle; el número de adopciones fue se disparó entre noviembre de 2020 y este año si tenemos en cuenta los datos de Google Trends y las protectoras de animales.

Este cambio en los modelos familiares también se va dejando notar en los usos y permisos de los espacios de la ciudad. Mientras las redes sociales repiten debates cíclicos sobre si se debería vetar la presencia de niños en algunos restaurantes y locales de ocio, el “efecto Vialia” también se apoya en la posibilidad de que las mascotas puedan pasear por el interior del centro comercial.

Y apenas una década de que se inaugurara la primera zona de juegos caninos de la ciudad, el parque de García Picher sufrirá una profunda remodelación para igualarse a los otros macroparques infantiles de la ciudad. También las playas de la ciudad se han puesto en el centro del debate y cada vez se amplía más el período de tiempo en el que las mascotas pueden disfrutar de los arenales.

¿Moda, crisis o cambio en la sociedad? Todo indica que si no se soluciona la precariedad, difícilmente se podrá afrontar el reto demográfico de la próxima décadas.

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