El tirón turístico de las Cíes es imparable. Este pequeño paraíso en la tierra, aderezado con playas de arena fina, rutas de senderismo, un faro, aguas cristalinas, puestas de sol de fondo de pantalla y cielo nocturno estrellado, se convierte este año, de nuevo, en uno de los destinos estrella de la península. Como se puede ver en la página de autorizaciones del Parque Nacional das Illas Atlánticas, registra reservas a diario desde el 15 de mayo –inicio de la temporada alta– hasta el 3 de agosto –se pueden solicitar con 90 días de antelación–. Para algunos días, ya hay cientos de permisos retirados para poner rumbo a Rodas.
El furor es tal que, ya ayer por la mañana, la central de reservas de la Xunta registraba varias peticiones para visitar Cíes el 3 de agosto, fecha que se habilitó horas antes. En mayo, la jornada con más visitantes previstos, por ahora, es el sábado 28, con casi 400 autorizaciones emitidas. En junio, destaca el 16, con más de 500; en este mes, ya hay ocho jornadas con más de 100 reservas. En julio, el ritmo es ligeramente menor, pero ya se han sacado más de un centenar de permisos en días concretos. Para el 1 y 2 de agosto, ya se han hecho con su plaza más de 50 personas por día.
Es un éxito que se veía venir. Y es que, a los llenos en Cíes en años anteriores, se suman los del Viernes Santo y el Sábado Santo: desembarcaron en el archipiélago 1.800 ciudadanos cada día, lo máximo posible. Según los datos de la central de reservas de la Xunta de Galicia, para viajar en Semana Santa a las islas, se expidieron un total de 8.743 autorizaciones. También colgó el cartel de completo el fin de semana pasado, que, para algunos, se alargó por el puente del Día del Trabajador –en comunidades como Aragón, Asturias o Castilla y León– o del Día de la Comunidad de Madrid: en este caso, visitaron la joya natural olívica 450 personas por día –el aforo permitido–.
Los encantos de las Cíes han traspasado fronteras en numerosas ocasiones. En febrero de 2007, el periódico The Guardian determinó que la playa de Rodas era la mejor del mundo. Desde ese momento, revistas, blogs y youtubers han ensalzado las características que componen el ADN de este “caribe gallego”, expresión que ya se ha utilizado en publicaciones. “Los lugareños llaman a esto su “playa caribeña”, y el agua es lo suficientemente turquesa y la arena lo suficientemente blanca como para creer en la comparación. Puedes dormir en un campin idílico, a la sombra de altos pinos, con vistas al océano”, destacó este medio de comunicación para explicar su primer premio al arenal.
La última gran cabecera en mostrar su amor por las Cíes fue The New York Times. Incluyó al archipiélago vigués en su lista de 52 destinos imprescindibles este año por su modelo. Significó un nuevo impulso turístico para esta maravilla natural, del que se destacan su “floreciente reserva natural, vida marina rebosante y robustas colonias de aves marinas”. En el texto, también se pone en valor la limitación de 1.800 visitantes diarios para conservar este “exuberante archipiélago”. Para el alcalde vigués, Abel Caballero, este reconocimiento supuso el mejor espaldarazo a la candidatura como Patrimonio de la Humanidad, defendida desde hace años por el Concello en contraposición de la autonómica, que pretende incluir todo el Parque Nacional.
El campin abre el día 15
En el campin de las islas Cíes, esperan llenar sus 600 plazas a diario este verano. Lo confirma el encargado de recepción, Óscar Costas. Ya hay reservas para el día de apertura, el 15 de mayo. “Esperamos la llegada de más turistas extranjeros que el año pasado y el anterior al no haber ninguna restricción”, avanza. Los precios para acampar en Cíes: 30 euros una pareja con tienda propia, 59 euros por alquiler de tienda con una cama. “Ambas opciones tienen mucha aceptación”, apostilla antes de destacar que, desde este fin de semana, ya ofrecerán comidas en el restaurante. “Se nota que crece el tirón por las Cíes porque cada vez viene más gente fuera de temporada alta”, comenta.
Los primeros baños del año en Samil
Había ganas de inaugurar la temporada de playa, y así lo hicieron muchos vigueses. Aprovecharon la jornada soleada, con temperaturas por encima de los 22 grados, para refrescarse en los arenales, como el de Samil, en el que ya lucieron las toallas y sombrillas.
