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“Luisca era auténtico, todo un padrazo”

Compañeros de trabajo del vecino de Vigo muerto junto al mayor de sus niños destacan su profesionalidad y carácter familiar | Amante de la fotografía, disfrutaba de la naturaleza

La tragedia ocurrió en el río Miño, en una zona de corrientes a su paso por Arbo. / A. GUTIÉRREZ

“No me lo puedo creer, que impotencia tan grande, Luisca era una persona auténtica, ejemplar, de convicciones. Y muy querido por todos. No vas a encontrar a nadie que te diga una mala palabra de él”. Roto por el dolor, quien habla así es Abel Toribio, compañero de trabajo y amigo de Luis Carlos R.C., el vecino de Vigo muerto en el río Miño en Arbo tras lanzarse a rescatar a su hijo L.R.I., que también fue arrastrado por la corriente y cuyo cuerpo se recuperó ayer. Extremeño de nacimiento, el fallecido trabajó como team support en uno de los centros de la ciudad olívica de Bosch Communication Center, el de María Berdiales. Con estudios de biblioteconomía y documentación, en la actualidad continuaba en la empresa, donde el trágico accidente sufrido por él y el mayor de sus niños caía como un jarro de agua fría. “Es terrible, no hay palabras”, coincidían varios de sus compañeros.

Luisca, como le conocían sus más allegados, llevaba unos 15 años en la empresa. “Yo empecé en 2013 y trabajé con él desde el primer momento”, recuerda Ilda Pérez. El fallecido era entonces uno de los miembros del grupo de apoyo a coordinación. “Cualquier duda en las llamadas que hacíamos ahí estaba, siempre se paraba a solucionar los problemas”, agrega esta mujer, perteneciente a la sección sindical de la CIG en Bosch. “Activo” y “con convicciones claras”, otra cuestión que destaca es que ponía a su familia por delante de todo. “Era un padrazo; yo fui madre hace poco y claro, siempre surgían conversaciones entre papis y él comentaba cosas de sus niños...”, afirma, conmocionada por lo ocurrido. “Tras enterarnos hablé con compañeros y todos estamos tristes, se nos cayó el alma a los pies”, dice Ilda, que quiso transmitir su “solidaridad” y “apoyo” a la familia en estos duros momentos.

Familiares del padre y el niño desaparecido fueron atendidos ayer en Arbo por personal médico Anxo Gutiérrez

“Fuerza” a la familia

También insiste en ello Abel, que compartió con Luis el puesto de team support y que, a raíz de conocerse en el trabajo, se hicieron amigos. “Quiero transmitirle fuerza a su mujer y al niño pequeño”, afirma con voz entrecortada. “De las cinco personas que durante un tiempo estábamos en el mismo puesto, que hacíamos un equipo maravilloso, con él [con el fallecido] fue con quien tuve más confianza; compartíamos las mañanas, los descansos, los cafés... Allí éramos uña y carne y vivimos unos años maravillosos en los que fui muy feliz”, rememora.

“Hasta el final demostró la pasión que tenía por sus hijos”, destacan

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¿Cómo era Luis? Abel no ahorra calificativos: “Era inteligente, muy inteligente; una persona franca que decía siempre lo que pensaba, fiel a sus ideas, auténtico...”. Otra compañera que prefiere mantenerse en el anonimato dice que “estaba muy valorado”. En Vigo hizo su vida con su mujer y sus dos niños. Su familia es de fuera de la urbe olívica. “Sus compañeros lo echaremos de menos. Siempre discreto, callado, educado, correcto. Hasta el final ha demostrado la pasión que tenía por sus hijos”, escribía otra mujer ayer en redes sociales.

En su faceta más personal era “familiar 100%”. “Defendía a sus hijos por encima de todo, muy implicado en su educación, en el colegio...”, ilustra Abel. De sus aficiones destaca la que tenía a la fotografía. “Era un crack, un fotógrafo maravilloso”, valora. “Recuerdo los montajes que hacía con fotos de toda la familia en las felicitaciones navideñas; o cuando retrataba cuestiones concretas, como imágenes de fábricas abandonadas o de puestas de sol...”, agrega. Y le encantaba la naturaleza. “Huía de las aglomeraciones, no era nada extraño que estuviese en ese sitio de Arbo...”, afirma con pesar. “Le gustaban las escapadas al aire libre en busca de paz, de tranquilidad... Nunca lo verías en una playa llena de gente como Samil, por ejemplo”, concluye.

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