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La mascarilla en el trabajo: se queda en la industria, adiós en los servicios

Empleados de empresas gallegas de la automoción, conserveras y astilleros siguen con el cubrebocas

Vigueses con y sin mascarilla haciendo compras ayer en el centro comercial Vialia. Alba Villar

El de ayer era un día marcado a fuego en el calendario. Una jornada que permitió a los ciudadanos recuperar una parte enorme de la normalidad que desapareció con la pandemia. Y es que por primera vez desde hace más de dos años la gente podía estar en espacios cerrados sin mascarilla. No obstante, esta medida se puso en marcha a dos velocidades. Aunque a nivel legislativo el Gobierno pone fin a la obligatoriedad, en última instancia su aplicación en los diferentes ámbitos económicos y sociales es diferente.

Esta primera jornada estuvo marcada por tanto por el alivio de muchas personas, pero también por la prudencia de otras tantas que prefieren mantener la protección a la espera de ver cómo evoluciona la situación epidemiológica en el área sanitaria de Vigo. El Clúster de Empresas de Automoción de Galicia (Ceaga) manifestó su intención de mantener las medidas preventivas, incluido el uso del cubrebocas, a la espera de poder analizar la evolución del virus en las próximas semanas y nuevas indicaciones por parte del Ministerio de Sanidad. Esto supone que los más de 23.000 trabajadores de la automoción en Galicia, unos 15.000 en el área de Vigo, seguirán llevando mascarilla hasta nueva orden.

También la industria pesquera y naval de la ciudad apuestan por mantener las mascarillas en sus entornos laborales. Y Juan Vieites, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados (Anfaco), considera que “toca llamar a la prudencia y a la corresponsabilidad de las personas en los centros de trabajo, y también fuera de ellos, para la aplicación de las medidas preventivas que nos dicta el sentido común”. Por tanto, por lo general la industria pidió a sus trabajadores que mantengan el uso de la mascarilla en sus puestos de trabajo.

La situación cambia en otros ámbitos, donde su utilización se convierte en un aspecto voluntario salvo en casos muy concretos. Por ejemplo, el Concello de Vigo recomienda que se siga usando en puestos de atención al público que no estén separados por una mampara o que no se garantice la distancia de seguridad de 1,5 metros, cuando existan situaciones de aglomeraciones o en desplazamientos en vehículos o medios de transporte en general cuando sean realizados por dos o más personas, entre otros casos. Y, obviamente, aquellos trabajadores que tengan COVID o síntomas compatibles, los contactos estrechos y aquellos vulnerables, tendrán que seguir llevando protección.

Pero como ten todas las jornadas donde entra en vigor una nueva normativa, la confusión también estuvo presente en la ciudad. Especialmente entre los usuarios del taxi o del bus. Hay que recordar que el Ministerio de Sanidad determina que la mascarilla sigue siendo obligatoria en el transporte público (además de en farmacias, hospitales y residencias), pero ayer hubo varios casos de personas que iban a entrar en un bus o en un taxi a las que el conductor les recordó que para entrar era obligatorio que se utilizara el cubrebocas. Es más, varios taxistas de la ciudad llevan en su vehículo una caja de mascarillas para ofrecérsela a los clientes despistados que no lleven una encima.

“Y los fines de semana seguro que vamos a tener problemas con los chavales que salen por la noche y vengan a coger el taxi”, aseguraba ayer un conductor.

Usuarios de centros deportivos, entre los más “aliviados” por la nueva normalidad

Una situación completamente diferente a la de la industria y el transporte se vio ayer en la mayoría del sector servicios, donde las empresas por lo general dejaron a voluntad del empleado el uso o no de mascarillas y, obviamente, también a los usuarios. Donde más se notó el alivio de esta primera jornada sin obligatoriedad del cubrebocas en los interiores fue en los gimnasios. Las direcciones de los centros dejan libertad tanto a empleados como a los clientes, que llevaban meses entrenando con la mascarilla puesta, algo que les suponía un importante handicap.

“Estoy encantado; hacer deporte sin mascarilla es mucho más cómodo”

Jorge Melo - Usuario de gimnasio

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En el gimnasio MeuFit ubicado en el centro comercial Vialia, por ejemplo, estaba ayer haciendo ejercicio Jorge Melo, que trabaja como traumatólogo en el hospital Montecelo de Pontevedra. “Estoy encantado. Hacer deporte sin mascarilla es mucho más cómodo, con ella puesta se sudaba muchísimo. Y es una paz y una tranquilidad. Hay que tener confianza en la vacuna, funciona. No entiendo cómo hay gente que no está de acuerdo con esta medida. Hace poco estuve de vacaciones en Inglaterra y allí nadie lleva ya mascarilla puesta”, asegura este doctor y usuario del gimnasio. La mayoría de clientes de este centro deportivo estaban ayer sin el cubrebocas puesto. También Gonzalo Mosquera, que estaba haciendo cardio. “La traje por si acaso, pero prefiero no ponerla”, reconocía.

“La traje por si acaso, pero cuando vi que mis compañeros no la llevaban, hice lo mismo”

Vanesa Lorenzo - Trabajadora de Primark

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Precisamente en el centro comercial Vialia ayer buena parte de las personas que paseaban por su interior tampoco llevaban ya protección. Tampoco cuando entraban en las diferentes tiendas. En una de las más concurridas, Primark, la empresa trasladó a los trabajadores que su uso desde ayer era completamente voluntario. Y por lo general, tanto empleados como clientes estaban ayer sin ella. “Yo traje mascarilla, pero cuando vi que todos mis compañeros estaban sin ella, ya no me la puse. Y casi todos los clientes que están entrando tampoco la usan”, aseguraba ayer Vanesa Lorenzo, trabajadora del Primark.

En las grandes superficies, por lo general, los clientes tienen libertad para decidir si llevarla o no, y por ejemplo en El Corte Inglés, los empleados deben utilizarla por cortesía si los compradores también lo hacen, así como aquellos que trabajen en secciones de alimentación o en los que haya mucha cercanía física con el cliente.

“En cuanto entra alguien por la puerta, todos los empleados nos la ponemos”

Pilar Cachafeiro - Trabajadora inmobiliaria

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La casuística fue ayer de lo más variada en función del sector y de la empresa concreta. Por ejemplo en la inmobiliaria viguesa First House, los trabajadores estaban ayer sin la mascarilla puesta y se la ponían cuando entraba algún cliente. “Cuando la puerta se abre inmediatamente nos la ponemos todos por respeto”, aseguró Pilar Cachafeiro, empleada de esta promotora.

“Los clientes vienen sin ella pero me piden que yo la utilice porque se sienten más seguros”

Andrea Rodríguez - Peluquera

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Una situación curiosa precisamente se daba ayer en diferentes peluquerías de la ciudad. Por lo general la mayoría de clientes acudían sin ella (antes tenían que llevarla puesta mientras el profesional les cortaba el pelo). Pero curiosamente, sí que pidieron al peluquero que la mantuviera puesta. “A mí todos me pidieron que utilizara la mascarilla mientras les cortaba el pelo, porque me decían que se sentían más seguros y protegidos”, afirmaba ayer a media mañana Andrea Rodríguez, responsable de la barbería Polo, ubicada en Vía Norte.

“La seguiremos usando hasta que proceda; el virus sigue estando ahí aunque no lo parezca”

Cristina, Alba y Jose - Usuarios de Vialia

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No obstante, continúa habiendo ciudadanos reticentes a la retirada de las mascarillas, tanto en exteriores como en interiores. Ayer por Vialia iban paseando Cristina, Jose y la pequeña Alba. Todos ellos con protección: “La seguiremos utilizando hasta que proceda. El virus sigue ahí”, recordaban.

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