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Todo listo para una semana de Pasión

Los tronos ya son móviles y cuentan con baterías y frenos | Los cofrades dedican las últimas horas a trabajos de limpieza o montaje de imágenes

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Puesta a punto antes de la procesión FdV

Los tronos se erigen imponentes ante las miradas de miles de fieles que en los próximos días alzarán el rostro para admirar la majestuosidad de los pasos de Semana Santa. Las imágenes caminan en volandas bajo el misterio de lo que hay debajo de ellas. Los faldones esconden secretos que tan solo ellos conocen. Trabajadores que rematan los detalles que el paso del tiempo ha ido deteriorando.

A veces son costaleros con experiencia en este tipo de rehabilitación; otras, restauradores que actúan en función de un daño grave en la talla. “Nosotros intentamos reparar pequeños desperfectos. En el caso de una rotura grande ya tienen que actuar los restauradores e intervenir Patrimonio, pues debe quedar todo documentado”, explica Antonio Fontán, encargado del mantenimiento del Cristo de la Victoria desde hace más de 40 años.

En esta ocasión, después de casi tres años de pandemia, la Diócesis de Tui-vigo le ha pedido a Antonio y sus colaboradores que también pusieran a punto los pasos que saldrán mañana, Jueves Santo, de la capilla situada en la calle Marqués de Valterra. Junto con la imagen del Cristo Nazareno, saldrán otros dos grandes pasos que alcanzan las dos toneladas de peso. “Desde hace unos años van sobre ruedas para que sea más fácil moverlo, pero antiguamente se portaban a mano. Aún así se necesitan 12 personas como mínimo para llevarlo”, destaca.

En esta ocasión, no solo han tenido que ocuparse del embellecimiento de las tallas sino que este equipo de jubilados –aficionados a la carpintería– además, ha construido desde cero una anda para el trono del Cristo. “Era necesario porque la anterior era muy pequeña y el objetivo es ensalzar la imagen. Tiene que quedar alta. Luego en una madera externa ensayamos el color hasta que quede un tono adecuado y homogéneo”, subraya.

No son restauradores profesionales pero su colaboración resulta imprescindible para que todo esté a punto para los próximos días. “Somos la brigada de choque”, bromea Eduardo Robes, mientras termina de extender la cola que acabará fundiendo el fieltro a los altares de la anda que acabaron de construir. Los carros, como coloquialmente se conoce a los soportes inferiores de los tronos, llevan insertados pequeños focos que ayudan a identificar las figuras cuando la noche se acerca. “Esas luces tienen que alimentarse de algún tipo de energía. En este caso llevan baterías de barcos que aguantan un máximo de cuatros horas”, destaca.

Las procesiones, que saldrán dependiendo de la zona entre las 19.00 y 20.00 horas, calculan –salvo incidencias o ralentización de las mismas– que llegarán al destino a las 23.00 horas. Entre medias hay que descansar, parar los pasos o pedir ayuda en las subidas pronunciadas como en la de Colón que “con ruedas incluidas va a costar llegar arriba”.

Lluvia de pétalos

Esos descansos son aprovechados por las tradiciones de los fieles. Una de las más conocidas en la ciudad olívica es la lluvia de pétalos de flores desde los balcones de las casas sobre las imágenes. “Es muy bonito, y los tronos quedan preciosos”. Han sido horas y horas de remates, taladro y pincel, pero los tres pasos ya están listos para salir mañana en una puesta de largo en la que el Cristo estrenará capa, perfectamente guardada en su propio armario, los faldones que esconden los misterios costaleros en buen estado de revista, y por lo que pudiera pasar, “el de abajo echa mano del freno y allí no se mueve ni Dios”.

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