Teatro sin rostro: así se estudia interpretación en la era COVID

Los alumnos de la ESAD de Vigo descartan acabar sus carreras sin mascarilla | Las restricciones limitan el desarrollo de su potencial y afecta a su rendimiento

Sin tocarse y obligados a ocultar su expresión facial debajo de una mascarilla que les asfixia. Así estudian los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático de Vigo (ESAD). La vida interna de los centros educativos de secundaria y universitarios se ha visto alterada por las medidas implantadas para contener la pandemia. Pero existen determinadas disciplinas en las que sus alumnos no sacarán todo el partido que sería menester. Es el caso de los aspirantes a actores o actrices donde el trabajo con el cuerpo, la proyección de la voz, y la expresión son vitales. A la hora de explicar cómo han vivido sus clases en los últimos dos años se desprende una comprensible frustración, producto de una normativa que asumen pero que en algunos casos no entienden. “Aquí no podíamos tocarnos, pero algunos de nosotros vivimos juntos, o nos vamos en coche”, reflexionan Paola Piñeiro (21), Catuxa Fabeiro (22), Sonsoles Tordable (21) y Jacobo Mo (23), estudiantes del Grado Superior de Arte Dramático.

Así es estudiar en la ESAD en tiempos de pandemia

Alba Villar

Ahora ya pueden practicar algunos ejercicios de interacción más próxima, pero no siempre fue así. “Los primeros meses fueron muy duros. Teníamos que sustituir a nuestros compañeros por muebles. Simular que el objeto era una persona para hacer un determinado ejercicio de movimiento. Todo esto con las manos y los pies llenos de gel hidroalcohólico. Una locura”, lamentan. La mascarilla condiciona toda su actividad diaria en el aula. Afecta tanto a su capacidad física como interpretativa. “Tener que practicar las acrobacias con una mascarilla no se lo recomiendo a nadie, nos asfixiamos”, señalan. Para su profesor de Gestual, Ricardo Solveira, lo primero es la responsabilidad social, pero reconoce que “la falta de contacto”, les ha limitado mucho. A la hora de interpretar, no les ha quedado otra que sacarle un partido insospechado a la mirada que debe concentrar toda la carga emocional del resto de la cara. “Pero no es lo mismo, porque podemos transmitir al otro una falsa sensación de temor o tristeza, por ejemplo, que en la mirada tiene una similar interpretación”, prosiguen. Tanto Paola, Catuxa, Sonsoles como Jacobo están profundamente comprometidos con lo que hacen.

Al ser preguntados si esperan acabar el grado sin mascarilla, su respuesta es de resignación y tristeza puesto que el Trabajo Final de Grado para ellos es una apuesta personal en la que trabajan durante muchos meses, y en ocasiones, es su carta de presentación para una futura oportunidad profesional. “Yo ya no tengo esperanzas. Es frustrante porque te juegas mucho y tu TFG con mascarilla no es lo mismo”, lamenta Catuxa.

Medidas COVID, a raja tabla

Entrar en la ESAD es hacerlo en un hospital escénico. Las medidas de limpieza son estrictas y escrupulosas. Alfombras desinfectantes para los pies, zapatos fuera del aula, y entre clase y clase, una operaria limpia cada aula durante todas las horas lectivas que tienen los alumnos. En las clases teóricas, cada estudiante limpia su pupitre y su silla con gel hidroalchólico proporcionado por el centro. “Fue un gran desembolso la compra de todo el material. Entendemos las medidas, pero, en nuestro caso, tenemos el mismo tratamiento que los centros de secundaria y no tiene mucho sentido. Salimos a impartir clases al exterior cada vez que podemos pero estamos en Galicia, y el tiempo no ayuda”, señalan Xavi Castiñeiras y Roberto Relova, jefe de estudios y director del centro. Aunque en los últimos meses ha cundido el “desánimo” entre los aspirantes a un oficio “apasionante”, seguro, encontrarán de nuevo, el camino hacia la ilusión.

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