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José Iglesias Ramilo Exdirector de la banda y la coral de Valladares

“Gracias a nosotros y al Celta, Vigo y Galicia se conocen fuera”

José Iglesias Ramilo ha sido homenajeado por sus 50 años llevando la batuta de la banda y la coral de Valladares

El músico y compositor José Iglesias Ramilo. Ricardo Grobas

Toda una vida dedicado a la música y a su parroquia. Con solo 14 años asumió la batuta de la banda –su abuelo fue uno de los fundadore y su padre formaba parte de los músicos a los que debía dirigir– y poco después también asumió las riendas de la coral. La pandemia adelantó una jubilación de la que hoy disfruta encantado y que le permite seguir dedicándose a su pasión sin el estrés de los últimos 50 años. Ayer el Teatro Afundación acogió una gala lírica para reconocer su labor en la que actuaron las formaciones de Valladadares junto a las sopranos Indra Sesti y Teresa Iglesias y el pianista Alejo Amoedo.

¿Ilusionado con el homenaje?

Claro que me hace ilusión. En casi 50 años que estuve en esto pasé por muchos momentos muy importantes, muchos certámenes internacionales y cosas gordas. Pero que a uno le hagan un homenaje cuando se jubila y el público y los compañeros de todas las agrupaciones te quieran mostrar ese cariño te hace ilusión. Me siento orgulloso. Empecé en el 71 como director de la banda y en el 74 de la coral y el año pasado anticipé un poco la jubilación por la pandemia, Son muchos años, es una vida.

Con solo 14 años se convirtió en el director más joven. Eso tiene que imponer...

No se conocía ningún caso igual, al menos, por aquí cerca. No sabemos si en algún sitio de España habría otro director tan joven. Era un caso un poco atípico, pero hay que situarlo en el contexto. Ahora suena un poco raro, pero hace 50 años el nivel de las bandas de música en Galicia no era comparable al de ahora. Eran más de aldea, de tocar en las fiestas, verbenas, procesiones y pasacalles. Se tocaban muy pocos conciertos. Las más potentes eran la de Ribadavia o la Antaño. Pero el nivel general no tenía nada que ver con la calidad de hoy en día. Ahora competimos con las mejores de España y a veces les ganamos y otras empatamos.

Noticia publicada en FARO en noviembre de 1971.

En el caso de la banda de Valladares algo habrá tenido usted que ver en ese éxito.

Es mérito de todos, del director y de los músicos. Pero no solo la de Valladares ha ganado premios, hay otras bandas de Galicia que fueron a Valencia y también tuvieron éxito. Cuando yo empecé a ser director, la de Valladares era una banda humilde, pequeña. Vigo tenía una banda municipal que era semiprofesional, pero las de los alrededores eran populares. Cuando traían un director bueno se marchaba a otra mejor y cuando les salía malo lo tenían que echar (risas). Como llevaban muchos años con esas historias acordaron que cuando hubiera un chaval en la cantera que más o menos prometiera lo pondrían al frente. Y fue mi caso. Empecé tocando con 11 años, a los 14 ya iba al conservatorio y tenía mis profesores particulares en Vigo. Me veían cualidades y decidieron apostar por mí y por la cantera. Probaron, funcionó bien y hasta ahora.

¿Le costaba hacerse respetar?

Había un poco de todo. La gente mayor es la que más te respeta. Entre ellos, estaba mi padre. Pero los chavales de tu edad y los amigos pues a veces no te hacían mucho caso. Nos íbamos entendiendo (risas). En general, la gente siempre me respetó, no tengo ninguna queja de nadie.

Usted combinó la batuta con su propia formación.

Efectivamente. A partir del conservatorio preparé oposiciones para las bandas militare y estuve 11 años como músico militar hasta que se deshizo la banda de Vigo. Y entonces ya me quedé con la banda, la coral y la escuela de música de Valladares. Con esa actividad ya tenía de sobra.

¿De qué está más orgulloso?

Estoy orgulloso de la trayectoria de los dos grupos. Las bandas en Galicia están un peldaño por encima en el plano técnico porque tienen chicos que son alumnos de conservatorio y profesores titulados que suben el nivel. En cambio, los coros están más formados por aficionados. Pero el nuestro ha actuado en Portugal, Barcelona o Asturias y siempre dejamos el pabellón alto.

Son buenos embajadores de la ciudad.

Más con la banda, con la que hemos ido más lejos. Pero sí que Vigo y Galicia son conocidas fuera de nuestras fronteras gracias a la banda y a la coral. Y al Celta. Todo suma.

Como muchos otros integrantes de la banda usted procede de una familia de músicos.

Mi abuelo por parte de padre ya era fundador de la banda, que tiene 119 años de vida. Después estuvo mi padre, tíos, primos, hermanos, hermanas en la coral, sobrinos, cuñados, hijos. .. Sí que venimos de una familia muy relacionada tanto con la banda como con el coro.

José Iglesais Ramilo, con Abel Caballero, durante el homenaje en el Teatro García Barbón

Lleva la música en la sangre

Sí, señor. En cualquier parroquia como Valladares o Cabral hace 50 años se conocía todo el mundo y si tú ibas a aprender música también lo hacían otros compañeros. La cantera de la banda de Valladares estaba muy focalizada en el barrio donde ensayaba. Los niños la escuchaban y les iba entrando.

Y también es compositor.

Lo que más hice fueron muchísimos arreglos. Antiguamente, la banda hacía sobre todo fiestas, romerías y verbenas. Tocabas siempre la verbena con otra banda, orquesta o grupo folclórico. Y cada año había que preparar un repertorio de bailables de los que estaban de moda en la época. Si era Georgie Dann con ‘El chiringuito’, pues tocaba eso. Hubo años que preparé hasta 20 bailables. Calculo que en toda mi carrera debí de hacer más de 400 arreglos de bailables. También hice muchos de música clásica y adaptaciones para la banda, o para la banda y el coro. Todas las navidades hacíamos una actuación conjunta con el coro del Náutico en el García Barbón y tocábamos ópera y zarzuela. Y como compositor hice pasodobles, marchas de procesión, jotas, muiñeiras… Cosas sencillas, no soy un compositor potente. Me considero más arreglista, entre otras cosas, porque no tuve tiempo de prepararme ni de componer grandes cosas. Las clases y los ensayos de la banda y la coral me llevaban todo el día. Ahora que estoy jubilado ya hago un poco más de todo, composiciones, arreglos y adaptaciones.

¿De qué manera sigue vinculado a la banda y al coro?

Colaboro con ellos haciéndoles arreglos. Ahora que vienen las navidades, por ejemplo, pues un par de villancicos. Hago arreglos y adaptaciones de diferentes estilos, desde películas a música clásica. Hago 50.000 cosas, pero para pasar el rato. Desde que estoy jubilado realmente trabajo por amor al arte. La música era mi oficio, mi modo de vida, pero ahora lo hago porque me gusta y lo paso bien. Ellos me lo agradecen y tocan mis composiciones. Qué más quiero, estoy encantado. La vida de músico es muy dura. Todos los fines de semana y el verano estás dando el callo por ahí. Y ahora puedo disfrutar de la familia, escuchar música, tomarme un café y ver por la cristalera de la cafetería cómo funciona la vida y pensar cuántos años estuve estresado y qué bien estoy ahora.

Uno no es consciente de la velocidad diaria hasta que se para.

Yo ya tuve un infarto a los 50 años, como casi todos los que tienen un tema como el mío, con mucha presión y gente a nuestro cargo. Pero ahora afortunadamente estoy disfrutando de la vida. La jubilación es la mejor época.

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