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La adicción a las nuevas tecnologías llega a la consulta

Guimeráns, durante una charla hace unos años

El Hospital Provincial de Castellón, la Universitat Jaume I y el Hospital General Universitario publicaron recientemente el primer caso clínico en el mundo de un menor que tuvo que ser ingresado durante dos meses por la adicción comportamental que padecía por abuso a los videojuegos. Es un caso insólito en cuanto a la necesidad de hospitalización, pero hace algún tiempo que las terapias para hacer frente a este problema ya han llegado a la red del Sergas en Vigo. En la actualidad, la Unidad de Tratamiento de Conductas Adictivas de Vigo, Asvidal, trata a alrededor de una decena de adolescentes por dependencia a nuevas tecnologías.

La directora de Asvidal, la psicóloga clínica Carmen Guimeráns Freijeiro, explica que los casos están aflorando, entre otras cuestiones, por la campaña de prevención que han puesto en marcha con charlas en centros educativos y asesoramiento y contacto directo con médicos de Atención Primaria, para que sepan informar a las familias y derivarles aquellos casos problemáticos.

Guimeráns cuenta que han tenido un caso de un menor con 12 años, pero destaca que los casos que les llegan más habitualmente se sitúan sobre todo entre los 14 a los 16 años. “Son las edades en las que los padres acuden con mayor alarma. Como es tan importante la escolarización, terminar la ESO y están un momento clave para su futuro, se preocupan mucho”, detalla. Los chicos son abrumadora mayoría en la adicción a los videojuegos. “No hemos tenido más que un caso de una chica, fue esporádico y enseguida se arregló”, señala. Entre ellas es más habitual la adicción a las redes sociales a través del móvil.

También han observado que “las familias desestructuradas se alertan mucho antes, están más preocupadas y vienen muy rápido”. En cambio, les “cuesta más trabajar con ellas”. “Cuando hay problemas de índole económico, se traducen en que los adolescentes tienen menos posibilidades de ocio adecuada, de una casa en condiciones…”, explica.

“A diferencia de las drogas, no puedes quitarles el ordenador, hoy no puedes vivir desconectado”

Carmen Guimeráns - Directora de Asvidal

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–¿Cómo es la campaña de prevención que están desarrollando?

–Primero se ha hecho online, con videoconferencias, porque nos cogió justo en medio de la pandemia. La primera parte es con los padres y, en lo que está más avanzado, que es con los médicos de Atención Primaria. Se trabaja con ellos y les damos un contacto permanente por si quieren saber algo o derivarnos a alguna familia.

–¿Les dan las claves de cómo detectar los casos?

–Claro. Y, sobre todo, cómo informar a los padres. No alarmarlos, porque lo único que causa es poca armonía familiar, problemas en la convivencia que no resuelven nada. Es importante que los médicos de Primaria y los educadores sepan darles una respuesta adecuada, tranquilizarlos y ver que puede ser una situación problemática como otra cualquiera, no magnificarla. A diferencia de las drogas ilegales o el alcohol, no puedes vivir desconectado. Hay que tener mucho cuidado, es muy difícil por ese tema. No les podemos retirar el ordenador o el móvil, que es lo que los padres creen que tienen que hacer. Hoy, eso es un elemento muy importante para otras cosas buenas y lo único que consiguen es que se estropee la convivencia familiar. Tengo algunas familias en las que está deterioradísima por la lucha que tienen con sus hijos. Más que el problema en sí del uso de videojuegos o tecnologías, se está convirtiendo en uno de mala convivencia, con todo lo que eso conlleva de fracaso escolar, abandono de las relaciones familiares...

–¿Cuáles son esas claves en las que fijarse para detectar un abuso de estas tecnologías?

–Si el comportamiento del menor empieza a cambiar y deja actividades con las que antes disfrutaba y la excusa es seguir conectado, seguir jugando, es una primera señal de alarma. Si se le añade que empieza faltar a clase, las notas se resienten, empiezan a tener problemas de alteración del carácter… Actuar a tiempo con una intervención adecuada –porque no todas lo son–, de forma rápida, eficaz y preventiva, superamos el problema.

–Hay una regla del tiempo?

–No. No es importante la cantidad de tiempo que pasan conectados para definir la adicción. Una persona puede estar un tiempo que nos parezca exagerado y no tiene ningún problema. En cambio, hay otras que tienen menos posibilidades de estar conectado y, sin embargo, desarrolla una dependencia con mayor facilidad. Hay que tener cuidado porque es en lo que más se fijan los padres y no es un indicativo muy válido. Incluido con otros factores. Es un elemento a tener en cuenta, pero no el primero.

–¿Cuál es esa intervención adecuada?

–La de los profesionales del Sergas, por supuesto. Puede conducir a una enfermedad adictiva, que son de las más graves dentro de la salud mental, que es un tema muy difícil de abordar y debe estar en manos de especialistas. El Sergas tiene una red muy importante que se dedica a las conductas adictivas desde hace mucho tiempo y estamos capacitados para abordar esto de una manera científica. Queremos estar ahí en primera línea por lo que tenemos que trabajar con padres, con profesionales, con los educadores y, a través de ellos, hacer lo que se debe hacer. Podemos tener muchos problemas si alguien que no sabe se pone a decir a los padres cual debe ser su conducta. Puede acabar en un fracaso escolar, que es muy difícil de revertir.

–¿Cómo se hace?

–No se retira la tecnología y se trabaja siempre por medio de la familia. También a nivel individual con el adolescente y es muy importante porque se siente ya muy autónomo y hay que darle voz y escucharlo. Ha sido muy exitoso. Que él mismo vaya verbalizando lo que le sucede y sea consciente y, si realmente pasa lo que dicen los padres, si lo asume, si quiere hacer algo al respecto... Trabajamos con él la motivación para un cambio y jamás desde la confrontación.

–Ningún caso que necesitara ingreso, como este chico del caso de Castellón, ¿no?

–No. Me gustaría saber qué pasó antes en este caso. Nosotros estamos haciendo estos programas de prevención porque nos parece más importante. El internamiento, en caso de gente tan joven, tiene que haber algún elemento más.

–¿Qué recomendación dan a los padres para evitar esta adicción?

–Cada caso tiene su solución. No hay una receta para todos. Hay que escuchar mucho a los hijos, que están en edades en la que ya tiene una voz bastante importante y se le debe tener en cuenta. Y recordar cuando tu eras joven: qué hubieses necesitado y de qué te hubiese servido. Ese es un primer paso importante. Los padres, a lo mejor, en su angustia, le ofrecen de todo: deporte, actividades... Pues a veces sí y a veces no. A un chaval que tiene timidez o es introvertido no le puedes poner ocio con otro extrovertido y dinámico. Hay que saber a quién tienes como hijo, escucharlo y si tienes dudas, estamos aquí para hablarlo. Lo que es más importante es que el clima familiar no se destruya.

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