El confinamiento en marzo del año pasado sigue suponiendo un período oscuro que mucha gente prefiere olvidar. Pero en medio de aquellas semanas de miedo e incertidumbre, hubo un hombre que llevó una sonrisa con su instrumento a todos los que conocieron su historia.

Hermann Schreiber, el "alemán de la armónica", fallecía ayer en Vigo a los 81 años de edad. Este alemán afincado en Vigo fue uno de los nombres propios de aquellas primeras semanas, hasta el punto de que ese sobrenombre le ha acompañado incluso en su esquela publicada este sábado en FARO DE VIGO.

Esquela de Hermann Scheiber, "el alemán de la armónica" FARO ED VIGO

Un ritual conmovedor

Cada día, cuando la gente aplaudía a los sanitarios desde sus balconesél acudía presto a su ventana, en la ciudad de Vigo. Creía que esos vecinos de las casas de al lado son su público y no dudaba en ofrecerles un auténtico recital con ese instrumento de viento que siempre lo acompañó.

A esa sensación, la de sentir que está ante el respetable, no llegó él por una ocurrencia cualquiera. Se lo ha hecho creer así la persona que lo asiste, Tamara Sayar, que dedicó la cuarentena a los "cuidados de su segundo de a bordo", como lo llama, y que para hacerlo debidamente tuvo que dejar a su única hija, todavía menor, al cuidado de su abuelo, el padre de ella, bombero jubilado.

"No sé si he creado un monstruo, porque ahora Hermann ensaya todo el día", contaba emocionada, y no duda en confesar el enorme cariño que siente hacia el intérprete al que el estado de alarma no frenó. "Simpático, muy sensible, de emoción fácil". Así lo define.

Inspiración para un cortometraje

Meses después, su historia se inmortalizaría gracias a un cortometraje del estudio barcelonés de 23 lunes. En el audiovisual inspirado en una historia real, la suya, con la que se ganó los afectos del mundo, es un virtuoso del violín. "Es la hora. Vamos". El resto, mejor que cada uno lo vea. Este miércoles ha salido a la luz

Dieciséis especialistas trabajaron de manera interrumpida durante dos meses y medio, en sus casas, para convertir en realidad un pequeño metraje con larga vida, pues muestra el lado más humano de una época dura y, al hacerlo, nada le sobra, tampoco le falta.

Es uno de los legados del hombre que, en medio del miedo, nos hizo sonreír con su música.