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El “show” del balcón salta a la calle

Los hermanos Carlos y Paula Puga en el interior de su nuevo bar, Puro Delirio, ubicado en el número 45 de la calle Teófilo Llorente. R. Grobas

Los dos hermanos que amenizaron a medio barrio de Torrecedeira durante el confinamiento trasladan su espectáculo a la barra de su propio bar

Pusieron ritmo, alegría, creatividad y sorpresa a las tardes de un tedioso confinamiento domiciliario obligado por la pandemia. Desde su balcón, el de la calle de Torrecedeira, un espectáculo improvisado se convirtió en ritual para los parroquianos de las ventanas contiguas. E hicieron del reconocimiento de las ocho de la tarde el momento más esperado del día. Todo empezó como empiezan estas cosas, de forma espontánea. Y una tarde, los aplausos con peluca se hicieron show. Máquina de humo, música y 49 disfraces para los 49 días que duró el espectáculo. Un espectáculo que ahora continúa en la calle viguesa de Teófilo Llorente. Los del balcón de Torrecedeira llevan su magia a su nuevo concepto de bar: Puro Delirio.

Bajo este nombre los hermanos Puga, artífices de la propuesta, pretenden trasladar esa diversión que llenó las tardes del confinamiento a las calles. “Nuestra esencia es compartir alegría, que la gente coma se divierta, que nos hace mucha falta”, introduce Carlos, el planteamiento de su proyecto. Según cuentan, ya antes de la pandemia tenían ganas de emprender. Los dos hermanos provienen del mundo del espectáculo: Carlos, actor que ha formado parte del elenco de la serie gallega A Estiba entre otros reconocidos proyectos. Paula, cantante que desde los 18 años ha trabajado para varias orquestas de Galicia y es, ahora, dueña de una empresa de eventos, también vinculados a la BBC: bodas, bautizos y comuniones.

Vecinos en el balcón de Torrecedeira. MARTA G. BREA

Paredes de texturas y dimensiones, muros de piedra enhiedrados, taburetes y sillas de colores y al frente de los fogones del Puro Delirio se podrá un chef de vanguardia. Llega desde cocinas de referencia internacional para renovar la apuesta por el producto gallego. Así es que la carta de Puro Delirio será “una carta viva”, como definen sus propios impulsores el cambio constante que experimentará. Y la alegría del balcón de Torrecedeira aterrizará en este nuevo local con la sesión vermut y los brunchs de los domingos y de la mano de DJs invitados que amenizarán los fines de semana. “Buscamos ser un local donde suceden cosas más allá de tomar algo”, avanza Carlos.

Y para los más intrépidos un avance, el Samaín se presenta como una cita para marcar en el calendario, con local y lugareños disfrazados. Pero antes de esa fecha toca la inauguración. Tendrá lugar el próximo domingo a partir de las seis de la tarde, en un día que pretende llevar ese espíritu del balcón al Casco Viejo olívico. Dadas las restricciones por la pandemia, cuentan los artífices, el aforo será limitado y requerirá de invitación. “Tenemos que hacer algo comedido por el coronavirus aunque nos encantaría levantar un escenario en la puerta”, bromea Carlos. Aún sin un gran espectáculo, promete el actor “habrá sorpresas”.

Carlos Puga: “Es una invitación a delirar, a romper conceptos y a dejarse llevar”

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Los hermanos Carlos y Paula Puga en el interior de su nuevo bar, Puro Delirio, ubicado en el número 45 de la calle Teófilo Llorente. R. GROBAS

Una promesa que cumplieron en las tardes del confinamiento y para la que han dejado el listón muy alto. “Un día, en los aplausos, pusimos una canción y la gente se empezó a animar. Al día siguiente sacamos la máquina de humo, las gafas, y las luces y la gente se volcó. Y al tercer día nos disfrazamos. Cada uno llevaba un disfraz, aún no era algo temático”, recuerda Carlos. Los habitantes de los pisos colindantes se vinieron arriba. Lo que empezó como una alegre improvisación se convirtió en un fervor. Los vecinos empezaron a dejarles regalos en la puerta y el ascensor. Les escribían mensajes a través de Instagram para pedirles canciones. Y un trabajo que parecía muy espontáneo, no lo era tanto. Fueron 10 minutos, durante 49 días con 49 disfraces distintos, algunos hechos en casa. “Ahora el bar ha generado mucha expectación, los vecinos están deseando venir”, asegura Carlos.

Cuarenta días al pie del balcón

Cuarenta días al pie del balcón José Lores

Lo que fue un delirio que llenó de vida el confinamiento aterriza ahora en una propuesta de ocio que tiene algo de rompedor pues, en un paso más, los hermanos Puga quieren trasladar hasta este concepto, una propuesta artística que dinamice la vida viguesa. Pretenden traer un poco de sí mismos a la ciudad, de sus viajes por el mundo, de su experiencia vital. “Es una invitación a delirar todo el rato, a romper con los conceptos establecidos, con los estereotipos. Pero, sobre todo, a dejarse llevar, a experimentar y disfrutar cosas nuevas porque la vida es corta”, concluye Carlos. 

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