“El haber podido asistir como público nos ha parecido un privilegio y nos ha hecho mucha ilusión conseguirlo”, declaró, emocionada, Susana. Ella y su familia, que vinieron desde Bizkaia para disfrutar del evento por segunda vez, se hicieron con las entradas en cuanto se abrió el portal para reservarlas (el pasado día 15 de julio). “Sabemos que hay gente que no pudo entrar, pero haber visto esta prueba de break en vivo ha sido emocionante”.
Y es que, la organización del festival tuvo claro, desde el primer minuto, que lo más importante era la seguridad sanitaria y el control de las aglomeraciones. Por eso, se establecieron cuatro espacios burbuja con aforos reducidos en cada uno de ellos: 650 personas en el skate del Muelle de Transatlánticos, 180 en el BMX del Náutico, 190 en break dance y 120 en básquet 3x3 (estos dos últimos, en la Praza da Estrela). En ninguno de ellos estaba permitido comer ni beber en las gradas. Para ello hubo recintos preparados con mesas y pequeños puestos de comida.
“Soy afortunada por poder entrar”
Así, solo pudieron disfrutar de la pasión de O Marisquiño, en persona, 1.140 afortunados por día. Una cifra sorprendente, dada la cantidad de gente que solía agruparse en As Avenidas en cada edición del festival. “Con normalidad, el ambiente era increíble. Había gente por todos lados, podías ver otras disciplinas y comer por ahí”, lamentó Paula, viguesa de 25 años. “Pero lo más importante es la seguridad y que esto se pueda seguir celebrando, porque es muy bueno para la ciudad.”
“Vengo cada año, me encanta”
Ismael Ramírez, cántabro de nacimiento y vigués de adopción, considera que “algunas entradas se han desperdiciado”. Esto se explicaría al estar permitida, únicamente, la adquisición de dos tiques por turno, y por la obligación de escoger franja horaria (mañana o tarde) y competición específica. Así, en palabras de Ramírez: “Hay personas que han venido a ver solo un partido, o una competición, y se van. Por eso durante el resto de la jornada queda su lugar vacío y parece que no hay tanta gente”. En esto coincidió Raquel, asidua de O Marisquiño, que opina que “se podría organizar por competición, no por periodo de tiempo, para que pudiera venir más público.” Sin embargo, los espectadores sí aprovecharon su oportunidad, y Rosa lo constató. “Tengo 69 años y he venido a ver a mi nieta de 14 competir en skate. Fue una suerte”.
“Podemos venir a ver a la nieta”
Quien también lo exprimió al máximo fue Gabriel Calviño, que vino desde Ourense para poder disfrutar de las pruebas de básquet. “Acabamos de llegar y, se ve menos ambiente, pero todo está muy bien organizado”, confirmó.
Unidos por el baloncesto
Raúl Sánchez es un fanático del baloncesto desde hace muchos años, y lo practicó otros tantos. Así conoció a su novia, que compitió en O Marisquiño en el 3x3. “Me gusta venir, verla jugar y todo este espectáculo urbano de O Marisquiño. No es la primera vez que acudo, y este año es una suerte después del 2020”, afirma.
“Compite mi chica y la acompaño”
Y es que, Sánchez vino desde Zamora para estar al lado de su chica, a la que acompaña allá donde va. “Me divierte mucho ser pareja de una jugadora de baloncesto. Es un interés común que tenemos y siempre voy con ella a donde sea. El baloncesto nos unió”.