Los restos hallados junto al cuerpo de Déborah Fernández-Cervera serán analizados de nuevo, casi 20 años después, en busca de ADN. Es la orden que ha dado la Sección 2º de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que ha admitido el recurso planteado por la familia de la joven, que apareció muerta al pie de la PO-552 en mayo de 2002. En aquel escenario preparado, los investigadores recogieron una cuerda, unos pelos y unas flores que cubrían el cuerpo de la joven.

El Juzgado de Instrucción número 2 de Tui había denegado la realización de estas pruebas, pero la Audiencia, en un auto fechado el 23 de julio, ordena que se lleven a cabo ya que los avances tecnológicos podrían permitir extraer, analizar y cotejar las muestras biológicas de los restos que se encontraban junto al cadáver de Déborah, así como la "saliva analizada en su día a una persona", explica una nota enviada por el equipo legal de la familia.

“Existiendo nuevas tecnologías en la actualidad, el análisis de estas muestras podría arrojar nuevos resultados, por lo que procede acordar la práctica de estos análisis, si no se hubiera acordado su práctica por la juez de instrucción”, argumenta el auto.

Además, los letrados de la familia de Déborah han solicitado nuevas pruebas. Indican que la juez se ha negado a oír en declaración al Aitor Curiel, autor del informe forense que descarta la muerte súbita y apunta a una "muerte violenta de etiología médico-legal homicida".

La familia de la joven ha logrado la reactivación del caso cuando resta menos de un año para la prescripción de la causa judicial. El cadáver de Déborah fue exhumado del cementerio de Pereiró en busca de restos de ADN y la empresa Lazarus Technology ha podido rescatar datos del ordenador de la joven.