Mira Vigo

Al agua, patos

Fernando Franco

Fernando Franco

Fernando Franco

Fernando Franco

Lola y Ventura, que se van

Al agua, patos / Fernando Franco

Me dice Micha Zielke, vecino del Casco Vello, que la foto le salió técnicamente muy corta pero merecía la pena captar esta imagen aunque fuera a contraluz para que aparecieran al fondo la ría y el olivo. ¿Que hacían allí, en esa fuente del Paseo de Alfonso, estos dos patos venidos de no se sabe dónde? ¿Por qué vía llegaron? Por lo que parece no fue la única vez.

El 73 cumple de Espinosa

Hoy me levanto pidiendo a Dios por la buena salud del vigués Luis Felipe Espinosa porque, liado con su 73 cumpleaños , el jueves tuvo lamprea en La Cueva de Cabeiro, ayer otra vez en el mismo lugar y hoy recuncará pero en Casa Lemos de Cedeira con su familia. Está de dieta, vamos. Parece que fue ayer cuando le felicitamos por su 60 cumpleaños ¡pero han pasado 13 años! Debo decir que Luis Felipe es un tipo singular que nació en el antiguo barrio vigués de Ribadavía en el 48, desde el 57 habitó en el Calvario y en 1972 se casó y cambió su residencia a Redondela. Es uno de los bisnietos del legendario Perfecto Feijoo, fallecido en 1935, gaiteiro, zanfoñeiro y dueño de aquella botica pontevedresa de A Peregrina, tertulia de personajes históricos y sede de su loro Ravachol, hoy emblema del carnaval pontevedrés. Nieto de José Espinosa, el que fue cronista oficial de Vigo, hijo de Perfecto Espinosa, que fue íntimo del periodista de otrora en esta casa, Bene, y primo de José Carlos Espinosa, escritor y otras muchas cosas antes, como jesuita o experto en cooperativismo. No podía faltarle rama eclesial, su tío Jesús Espinosa, párroco que fue de Santiago de Vigo bien conocido en su tiempo y que le bautizó y casó. Y Luis cumple ahora sus 73, entre lamprea y lamprea. ¡Feliz cumple, Luis Felipe!

 Ahí en Puebla de Sanabria

Con salvoconducto oficial di un salto a Salamanca con una rubia e hice parada en el Puente, Puebla de Sanabria, para llevar una partida de licor café a Julita Monterubio Cartelle, feliz y voluntariamente confinada allí a sus 80 andarines años con sus hijos Jose y Ángel Prieto, al último de los cuales yo conocí hace la tira cuando andaba peleando como otorrino con diagnósticos, tratamientos, cirugía y rehabilitaciones de las enfermedades del oído, boca, nariz, faringe y laringe en Povisa. ¡Sí, hombre, sí, el Dr. Prieto! En su familia está el organista internacional Raúl Prieto. Tienen su casa tan lindante con el río Tera que dan ganas de tirar una línea a las truchas desde sus ventanas. Nos fuimos a comer enfrente, a los Herreros, yo un churrasco pero al modo castellano, y luego tomamos un licorcafetito con Julita y los suyos en su casa ajardinada de tres plantas. Le llevamos licor café y nos trajimos, al trueque, chorizo y huevos azules.

Lola y Ventura, que se van

Me pongo sentimental. Cómo sentimos que se nos vayan a las islas Canarias nuestros queridos Lola Galovart y Ventura Pérez Mariño, a quienes conocimos antes de que la magistratura entrara en sus vidas y seguimos teniendo como amigos irrenunciables hasta hoy. No se van a otro país, están a un tiro de piedra, un viaje de avión, pero aunque no nos viéramos con frecuencia era un placer saber que los teníamos cerca y crea un cierto disturbio que se alejen. Razones personales les motivaron su traslado allí, a seguir ella ese destino judicial del que Ventura está “liberado”, pero sentimos perder la cercanía de su cálida presencia. Cachis en la mar.

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