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El COVID hunde el personal y la oferta de plazas en los hoteles al mínimo histórico

En febrero el INE registró 3.700 plazas, 800 menos que hace un año | El sector suma 300 empleados | Febrero deja una caída de actividad del 60%

La sombra del COVID sigue extendiéndose sobre el turismo. Se percibe en el nivel de demanda de los hoteles, bajo mínimos, muy marcados por las restricciones a la movilidad y toques de queda. Y se nota también, y no en menor medida, en las propias recepciones y plantillas de los alojamientos. Los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que, tras un año de pandemia, su oferta y logística ha adelgazado hasta quedarse en mínimos.

El observatorio contabilizaba el mes pasado en la ciudad 3.697 plazas en establecimientos hoteleros, 167 menos que enero, 773 por debajo de la oferta local de hace un año y, sobre todo, el dato más bajo desde al menos 2005, primer ejercicio documentado por el INE en su web. En la lista no se incluyen los meses del confinamiento, cuando la oferta quedó anulada. En 2012, antes de que los hoteles se enfrentasen a la competencia que se ejerce hoy desde pisos y webs como Airbnb, el parque de plazas hoteleros llegó a pasar de 5.100.

La caída en la oferta coincide con una adelgazamiento del propio listado de alojamientos. En febrero el INE contabilizaba en Vigo medio centenar de establecimientos, una decena y media menos que hace un año y un dato particularmente bajo en los archivos del observatorio. Desde enero 2005 solo hay un mes con un volumen de negocios inferior, diciembre de 2018, aunque la oferta de camas por entonces sí era mayor. Desde el sector confirman que sigue habiendo hoteles cerrados en Vigo, incluyendo varios cuatro estrellas.

Baja la oferta y baja también el empleo que moviliza el colectivo. Al observatorio estadístico le constaban en febrero 331 personas empleadas en los establecimientos hoteleros de Vigo, una decena y media menos que en enero y sensiblemente por debajo de hace un año, cuando se rozaba el medio millar de contratados. En 2006 se rozaban los 700 empleados. El dato está en línea con los mensajes lanzados desde hace meses por el propio sector, que alerta del impacto que ha tenido sobre el turismo y la hostelería la pandemia, los cerrojazos y las restricciones que siguen marcando los desplazamientos.

Descenso de la demanda

La otra lectura que dejan las estadísticas oficiales es que el annus horribilis que vivió el gremio en 2020 por obra y gracia del COVID-19 se extiende a 2021. En febrero se hospedaron en alojamientos de la ciudad 8.571 viajeros que pagaron por 21.669 pernoctaciones. Los datos están muy por debajo de los que manejaba el sector en Vigo en febrero del año pasado, cuando la palabra COVID-19 empezaba a sonar en las calles, pero aún faltaban semanas para el primer estado de alarma. Entonces el INE anotaba 22.308 viajeros y 51.398 noches. Los desplomes, en ambos casos, rondan el 60%. En los últimos doce meses, que marcan el primer año bajo la influencia del virus, el descenso de clientes es incluso más pronunciado y se aproxima al 75%.

Las perspectivas a corto plazo no mejoran ese escenario. El presidente de la asociación provincial de alojamientos, César Sánchez Ballesteros, explica que las previsiones para Semana Santa son poco halagüeñas. Tanto, que al perder a los clientes de empresa sin relevo del perfil vacacional podría ser incluso peor que una semana normal.

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