La última edición de O Marisquiño, celebrada en 2019, superó todas las expectativas y las previsiones más optimistas. Tanto para los organizadores del festival, como también para los comerciantes y hosteleros del Casco Vello y de la zona del Náutico.
Según los cálculos realizados pocas horas después del final de aquella edición, los negocios situados en el entorno de As Avenidas cuadriplicaron su facturación durante los días que se celebró el evento en comparación a un fin de semana normal de agosto y se superaron las cifras del 2018. El balance, por tanto, no pudo ser más positivo.
Ahora, el adiós de la gran cita del deporte urbano supone un varapalo incalculable para un sector ya maltrecho y duramente castigado por la pandemia.