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La nueva iluminación de A Guía choca con Patrimonio

Cuestiona un modelo de farolas que sí autorizó para Castrelos

Iluminación actual en A Guía Alba Villar

En enero de 2019, la Dirección Xeral de Patrimonio de la Consellería de Cultura declaraba “adecuada la sustitución de las luminarias existentes” en el parque Quiñones de León (Castrelos)” y autorizaba al Concello a ejecutar unas obras presupuestadas en más de 600.000 euros para renovar por completo el alumbrado de la zona, un proyecto que ya está en licitación. Dos años después, el gobierno local puso en marcha una actuación muy similar en el Monte de A Guía, tasado en unos 400.000 euros y destinado a mejorar el alumbrado, aumentar la seguridad y aplicar medidas de eficiencia energética. El modelo de farolas para este espacio de protección integral es idéntico –según Praza do Rei– al elegido para Castrelos, cuya protección es mayor, como Bien de Interés Cultural (BIC). Sin embargo, la respuesta de Patrimonio no es igual. Si en Castrelos consideraba “adecuado” el cambio de las farolas, en A Guía, en especial en el entorno de la ermita, la “sustitución por un modelo contemporáneo que imita una tipología clásica no es adecuada”.

Por ello, el informe remitido en diciembre pasado obliga al Concello a rehacer su plan inicial, adaptado a las enmiendas de Cultura. Fuentes municipales señalan que entre los objetivos del proyecto es “dar más y mejor iluminación por motivos de seguridad” ya que por la zona se puede circular en coche. Además, subrayan su “extrañeza” de que el mismo modelo “sea autorizado en un BIC (Castrelos) y no en A Guía.

"Huir de imitaciones"

La consellería centra sus objeciones en el tramo final de la subida al monte y en el contorno de la ermita donde “los faroles existentes parecen estar en buen estado de conservación”. Se considera que su presencia en este espacio contribuye a los valores ambientales buscados alrededor de este edificio singular (la ermita) de tipo historicista gallego construido en 1956 por el arquitecto Manuel Gómez Román”. Por ello, se insiste en que su cambio “no es adecuado”, como tampoco el de “los vidrios texturados, que también deberán conservarse”. Propone que se sustituyan solo las lámparas actuales por otras LED y solo admitiría un nuevo modelo de farola previa justificación técnica y con un diseño “sencillo y contemporáneo, que se integre adecuadamente en el lugar, y que huya de imitaciones formales de modelos clásicos”. También pone condiciones a la iluminación monumental de la propia ermita, aunque sin oponerse a ella. Esta resolución, que obliga al Concello a rehacer parte del proyecto, supone además un retraso en la licitación, que el gobierno local tenía programada para el primer trimestre de este año.

Se reservan 397.807 euros para mejorar el sistema de iluminación desde el vial que conecta la parte baja del monte, en el inicio de Avenida de Dona Fermina, hasta su parte más alta, incluidos el entorno de la capilla y del palco. Se apostaba por sustituir 55 puntos de luz por 56 nuevos modelos con tecnología LED. En el tramo inicial se sustituirían los 19 báculos actuales, de nueve metros por columnas de siete. En la parte alta y el entorno de la capilla se planteaba cambiar las 36 farolas actuales por 37 nuevos puntos de luz.

Areal 34

El alcalde, Abel Caballero, insistió ayer en que “Feijoo (el presidente de la Xunta) no nos impedirá iluminar el parque de A Guía”, y recordaba otros “desencuentros” con Patrimonio, entre ellos el de las rampas de Gran Vía, aunque el más reciente es el del edificio que se desplomó en Areal 34. El Concello reprocha a Cultura su “retraso” en informar sobre el proyecto para recuperar el inmueble y la Xunta, a través de su delegada en Vigo, Marta Fernández-Tapias, replica que Patrimonio “autorizó el derribo el pasado 20 de mayo sin que hasta ahora ni propietario ni Concello actuasen”.

Tapias, recuerda que “es deber del propietario y el Concello que se cumpla la obligación del mantenimiento y la conservación de la edificación, adoptando todas las medidas precisas, incluyendo la ejecución subsidiaria en este caso por parte de las autoridades municipales”. Por tanto, “no se puede achacar a Patrimonio Cultural el derrumbe de un bien que no fue ni debida ni diligentemente protegido tanto por el propietario como por el propio Concello”.

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