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Leer al aire libre estimula el cerebro y ayuda a la vista

El neurocientífico vigués José Manuel Alonso

Gracias al contraste, somos capaces de distinguir palabras y dibujos sobre el papel o diferentes melodías.Y el contraste de luminancia –la diferencia en la intensidad de la luz que tienen un estímulo y el entorno en el que se encuentra– es lo que hace que, sobre una página en blanco, una letra oscura se lea más fácilmente que otra más clara. Hasta ahora, se creía que esto no se veía afectado por la intensidad de la luz, es decir, que el contraste era el mismo en exteriores que en interiores. Pero un estudio en el que ha participado el neurocientífico de la Universidad de Nueva York José Manuel Alonso (Vigo, 1964) demuestra que esta hipótesis asumida durante décadas es incorrecta.

La investigación fue desarrollada por varios expertos de esta universidad y del Centro de Rehabilitación Visual y Neurocognitiva de Atlanta en el laboratorio de Alonso. Y los novedosos resultados, que fueron contrastados en la corteza cerebral humana y también de gatos adultos, acaban de ser publicados en la revista Cell Reports.

Las medidas tradicionales asumían que el procesamiento en la corteza cerebral del contraste de luminancia era independiente de la cantidad de luz en escena o los estímulos oscuros y claros.

Implicaciones de calado

Pero, a la luz de este estudio, esta asunción puede causar “importantes errores de medición” con implicaciones de calado en la investigación básica, la labor clínica oftalmológica y las numerosas disciplinas que dependen de estimaciones precisas del contraste visual.

Entre esos fallos, los expertos citan “mediciones inexactas de la sensibilidad visual en enfermedades oculares, la representación del contraste en imágenes médicas o el diseño arquitectónico de espacios para personas con discapacidad visual y ancianos”.

El trabajo demuestra que un aumento de la cantidad de luz cambia la sensibilidad de contraste para estímulos más oscuros o claros que su entorno, mejora la discriminación de los contrastes más oscuros y dificulta en gran medida la de los contrastes más brillantes.

Estos hallazgos también pueden impulsar el desarrollo de mejores algoritmos para el procesado de imágenes y métricas de contraste visual.

¿Y cómo podemos trasladar estos resultados a nuestro día a día? Los expertos lo resumen así: “Ahora puedes sentirte bien cuando decides llevarte tu libro favorito al aire libre”. Y es que el estudio demuestra que el contraste visual es mayor en el exterior que dentro de una vivenda u oficina y, por tanto, leer en un parque o el jardín estimula el cerebro visual de forma más eficaz, permite ver mejor las letras y ayuda a la vista.

Trayectoria

José Manuel Alonso, licenciado en Medicina por Santiago y doctor en Neurociencia por la Autónoma de Madrid, está afincado en EE UU desde el año 1993, cuando llegó a la Universidad Rockefeller con una prestigiosa beca Fulbright. Después estuvo en Connecticut y en 2001 ingresó en el Colegio de Optometría de la Universidad de Nueva York, donde dirige el laboratorio de neurociencia.

Hace unos años lideró el equipo que desentrañó la ilusión óptica que desconcertó a Galileo Galilei en el siglo XVII. El vigués halló la respuesta científica al misterio por el que Venus parece más grande que Júpiter a simple vista o un punto blanco sobre negro semeja ser mayor que otro de igual tamaño, pero de color negro, sobre un fondo blanco.

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