Amigos y familiares, así como autoridades políticas y civiles, le dedicaron ayer un último adiós lleno de cariño a Carlos Mantilla en el templo de Santiago de Vigo. La multitud de personas que se acercaron hasta la iglesia olívica –muchas tuvieron que seguir la eucaristía desde fuera al completarse el aforo, limitado por el COVID-19– sirvió de muestra del profundo respeto y admiración que la sociedad viguesa le guarda al que fuera empresario, edil, vicepresidente de la Diputación, diputado y senador: un emblema en la metrópolis olívica y más allá de sus fronteras que deja un legado indeleble y una huella profunda.

La misa, que fue oficiada por Alberto Cuevas, párroco de La Soledad, contó con la música del grupo A Roda. Al término, la familia aseguraba que el acto había sido “precioso”. El momento más emocionante llegó al final: el himno gallego fue el broche de oro a una ceremonia “muy sentida”.

En declaraciones a FARO, la familia ha querido trasladar su “enorme” agradecimiento a todos los que se han acercado hasta el templo para despedir a Carlos Mantilla: “Se nos va una leyenda”.